Es la tierra donde nadie tiene el control, donde todos hacen lo que se les pega la gana y donde la ausencia de autoridad es alarmante. Hace unos días, al Monterrey se le ocurrió la grandiosa idea de prohibir la entrada a su estadio a aficionados vestidos con los colores de los Tigres. Medida que estaba fuera de toda estructura de orden y legalidad; es más, hasta discriminatoria era.
La Liga MX reaccionó y mandó un mensaje chantajista, pero sin autoridad, en el que manifestaba su desacuerdo, asegurando que los “incidentes que se han suscitado en algunos encuentros no deben ser causa de exclusión o separación, sino oportunidades para crear campañas de sensibilización entre los aficionados para erradicar la violencia y promover la convivencia”. Palabras muy bonitas, pero que no dicen algo y permitían a Rayados seguir haciendo lo que se le pegara la gana.
El último párrafo del comunicado dice: “Consideramos que no se debe llegar a un extremo en el que se impida el acceso a los aficionados, sino al contrario, se les debe invitar a ser parte del espectáculo de forma pacífica y sana”; es decir, otra recomendación, pero nada de imponer orden.
Ante esto, Monterrey reaccionó y publicó un largo comunicado, en el que lo único importante fue el quinto párrafo: “Considerando las más recientes interpretaciones y pronunciamientos de nuestras autoridades deportivas, así como los exhortos que diferentes autoridades han emitido al respecto, cumpliremos la recomendación de permitir la entrada de aficionados que porten prendas o accesorios del equipo visitante”; ya se echaron para atrás.
Lo alarmante de todo esto es que sea por medio de indirectas, de mensajes por redes sociales y entre los medios de comunicación. Que nadie se atreva a ordenar que deben garantizar la seguridad o de lo contrario serán castigados y sancionados; no, aquí es por medio del chantaje.
Se lavan las manos en los temas de violencia de una manera terrible. Nadie actúa en responsabilidad de lo que le corresponde y el Monterrey, en este caso, debe asegurar que tanto en el partido de hoy de semifinales de Copa MX, ante América, como en el de la última jornada de Liga, contra Tigres, quienes vayan —como vayan vestidos y a quien le vayan— estén seguros, que no haya actos violentos y que se hagan los operativos correctos.
Qué corrupción y qué desfachatez que sea por medio de comunicados. Que cambien de opinión al saber que estaban cometiendo discriminación y que las autoridades locales no hayan hecho maldita la cosa para solucionarlo.
La Liga MX no debe tomar acciones basándose en el chantaje, sino en ordenamientos claros y precisos, y si alguien comete un ilícito, sancionarlo adecuadamente.
Aficionados a Tigres, al América, sean libres de acudir al estadio de Rayados; compórtense y hagan que el local siga haciendo el ridículo.
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