El domingo, Mateus Uribe fue injustamente expulsado por el árbitro Luis Enrique Santander , y en esa costumbre tan de la Liga MX de buscar justicia en las oficinas —porque en el campo, los árbitros son incapaces— América interpuso una reclamación, que tuvo respuesta inmediata: “Una vez llevada a cabo la investigación vinculada con la expulsión del jugador Andrés Mateus Uribe Villa... se hace del conocimiento que no procede dicha solicitud”. Maravilloso, actuaron conforme su ética y percepción los guiaron; claro, con una investigación de por medio.
Por qué no hacer lo mismo con lo sucedido el viernes en el estadio Jalisco. Tres situaciones que no requieren del FBI para tomar una decisión. La primera, Hernán Cristante insulta a aficionados en la tribuna. El entrenador del Toluca, al ser expulsado por Fernando Guerrero , se va del campo enfurecido y hace la corriente señal conocida como “huevos” a un sector del público, imagen que se ve claramente en el video transmitido por Canal Ocho de Guadalajara y que se retomó en las plataformas digitales de EL UNIVERSAL Deportes.
Segunda situación digna de sanción. Rubens Sambueza anota el tercer gol del Toluca sobre el final del partido, celebrándolo grotescamente, señalando a la tribuna mientras se toma sus genitales, algo que —además de corriente— es una barata provocación a aficionados dolidos.
Tercera situación. En esa celebración, se van los del Toluca a la zona del tiro de esquina, donde les caen vasos de cerveza, refresco y —según lo visto en imágenes— un proyectil que hirió a Iván Zamora. Acto seguido, se ve al comisario tomando una fotografía al futbolista del Toluca . Poco después hubo versiones de que fue un encendedor el que impactó en su cabeza, aunque el representante de la Federación debe tener más claro lo que sucedió.
Todo lo descrito fue el viernes por la noche, y es momento que no han tomado una decisión al respecto, pero eso sí, de lo que sucedió el domingo al mediodía, es caso cerrado.
Pésimo comportamiento del entrenador del Toluca y del futbolista, quien —por si fuera poco— es el capitán del equipo. Terrible que un imbécil en la tribuna pueda afectar a su equipo de tal forma. Seguramente, la directiva del Atlas lo expulsará de por vida del estadio, porque nada más un desquiciado se atreve a hacer lo que hizo.
Y la Comisión Disciplinaria , como si fuera la investigación del asesinato de Kennedy o de Colosio, aún no puede tomar una decisión. Su reacción es tardía, apática, inoperante y de poca seriedad para un futbol que intenta ser serio.