Será la séptima ocasión que una final de Champions League vea a dos equipos del mismo país, un reconocimiento que merece la liga más poderosa del mundo, la Premier de Inglaterra.

En las seis pasadas ediciones, tres veces entre españoles, una entre alemanes, una entre italianos y otra entre ingleses, se ha impuesto el de mayor palmarés en su país, estadística que marca el gran conocimiento que se tienen cuando se trata de rivales frecuentes.

Sin embargo, en esta ocasión, pese a que el debutante es el Tottenham —que estará enfrentando a un multicampeón, como lo es el Liverpool , con cinco títulos—, las cosas no serán para nada sencillas. Mauricio Pochettino, un hombre que ha basado su éxito como entrenador en conceptos claros, sin demagogias y directos, es artífice de tener a los Spurs en esta final. Un argentino con alma catalana por la cantidad de años que pasó en Barcelona, cuando militó con el Espanyol, equipo al que también dirigió.

En su libro, Un Nuevo Mundo, se explica mucho de lo que es este hombre como técnico de futbol.

Frases que conceptualizan a su equipo como “no importa ganar o perder, pero lo que no se puede es abandonar lo que es uno; un equipo valiente, agresivo, decidido, intenso”.

Otra frase destacada en su libro es cuando explica lo que dice a sus hijos: “sueñen, desarrollen la idea antes de ir a dormir y láncenla al universo, confíen en las estrellas. Duerman, descansen”. Seguramente, lo mismo que les está diciendo en estos momentos a todos los jugadores del Tottenham, porque para este equipo londinense, disfrutar de esta final tiene que ser el único objetivo, por eso se vuelven tan peligrosos.

El equipo presionado es el Liverpool. Cuestionado por sus aficionados y prensa por no poder ganar la Premier League desde la temporada 1989-90 y que en esta ocasión se quedó a un punto de hacerlo, tiene en la Champions League su refugio para el éxito en esta temporada. Mientras que Mauricio Pochettino va a su primera final continental, Jürgen Kloop estará jugando su tercera y sería

un fuerte golpe que no volviera a conseguirla.

El Liverpool, pese a no tener éxitos en los últimos tiempos, es de los equipos de mayor tradición europea. Ganador de cinco campeonatos de Champions, que lo convierten en uno de los terceros más ganadores de todos los tiempos —igualado con el Bayern Munich y el Barcelona —, pero desde hace 14 años no consigue levantar este trofeo.

Un equipo que estuvo involucrado en la tragedia más grande en la historia de futbol, precisamente en una final de la antes llamada Copa de Europa, cuando sus seguidores se enfrascaron en una bronca monumental con los de la Juventus —en la que jugaba Michel Platini—, en el estadio Heysel de Bélgica.

Los Reds tienen una deuda, sus aficionados también. Esa sanción tras la tragedia en Heysel que lo marginó 10 años (que se redujeron a seis) de las competencias europeas es la mancha más grande de su existencia, que ahora buscarán aliviar con otro título. Sin embargo, habrá que observar a los miles de aficionados ingleses que han invadido Madrid, para evitar otro de esos capítulos negros en la historia.

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