Un campeonato merecido, con sufrimiento innecesario, pero que al final lava la pésima temporada de las Chivas. Matías Almeyda se consolida como un entrenador muy efectivo en finales y eso lo catapulta a ser el hombre más deseado para la dirección técnica de la Selección Nacional.
Un equipo en toda la extensión de la palabra es Chivas, que tiene una plantilla de jugadores que no merecen a los directivos que los representan, esos mismos que les deben 2.5 millones de pesos en premios de los campeonatos de hace un año, y ahora 5 millones más que por habladores les prometieron a los hoy campeones de Concacaf, un título que no tenía esta organización desde el año 1962, insisto, merecido pero sufrido.
La pregunta es, ¿cuántos de estos futbolistas llegarán a Emiratos Árabes a jugar el Mundial de Clubes?
El rompimiento con la directiva, sumado a la libertad que se supone ya tienen los futbolistas para contratarse con quien se les pegue la gana al término de su contrato, hace que se observe a detalle la decisión de algunos como Isaac Brizuela, Jair Pereira, Carlos Salcido, quienes terminan contrato. Salcido por el amor a su equipo podría ampliar seis meses su estancia y despedirse en el Mundial de Clubes. Además, Rodolfo Cota termina el préstamo con el Pachuca y Oswaldo Alanís ya declaró que se quería ir.
Acaba una época en Guadalajara, tal vez ni cuenta se han dado, pero habrá muchos movimientos en los próximos meses; desde la toma del control absoluto por parte de Amaury Vergara, hijo del dueño, quien no estuvo en la final por compromisos en Nueva York, hasta la profundidad en concepto del tema deportivo por parte de Francisco Gabriel de Anda.
Este equipo debe tirar a la basura el manejo arrogante y la fanfarronería, que ya no estarán presentes en las cuentas de Twitter de sus funcionarios.
Perder un título en penaltis no debe ser deprimente, por eso la mención honorífica la merece Sebastián Giovinco, jugador superior a todos, incluidos los partidos contra los Tigres y el América.
Es agradable observar una verdadera rivalidad entre la Liga MX y la MLS, y encontrar equipos que puedan competir en este torneo dominado por los mexicanos. En esta edición, el Toronto fue un espectacular representante de una liga seria que mejora con humildad y profesionalismo. Funcionó el formato de la Concachampions, fue más emocionante que otros años, aunque la realidad es que un mexicano gana por decimotercera ocasión y va al Mundial de Clubes, en el que también hay que decir, han fracasado rotundamente.
Y por salud mental, no crean ese alarmante lugar común que cuando ganan las Chivas es para el bien del futbol mexicano, lo de ayer es para el bien de este grupo de futbolistas. Para nadie más.
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