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Es un lugar común seguir insistiendo sobre el paupérrimo nivel competitivo de la Concacaf. Queda fuera Honduras en la primera ronda, porque pierde con Curazao, y Cuba se va con la más alta cantidad de goles recibidos: 17. Una vergüenza, pero una fotografía de la realidad del área más pobre en futbol, aunque de las más millonarias económicamente hablando.
Pero no es solamente empeñarse en jugar el torneo con 16 equipos, para completar cuatro grupos de cuatro selecciones cada uno, lo que conlleva a una natural baja de nivel por la inclusión de selecciones sin pies ni cabeza, sin proyecto en el corto, mediano o largo plazos; simples observadores de sus rivales, que —más que componer el mapa de lo políticamente correcto con la globalización del área— demuestra que Estados Unidos y México están muy lejanos en un torneo que debe cambiar, porque únicamente lo fortalecen esas dos selecciones, además de que el desgaste en tiempo y viajes es evidente.
Gerardo Martino
trae un discurso muy peculiar sobre este tema. Antes del partido contra Martinica , volvió a lanzar declaraciones que tiene un alto significado. “Seguro, con el paso del tiempo nos acercaremos a jugarla”, refiriéndose a que el continente americano juegue un solo torneo y no como el que está en Brasil, que es totalmente amorfo y sin sentido al incluir a Qatar y Japón.
Es decir, las actitudes mercenarias de ambas confederaciones deben acabar y para eso están los presidentes de las federaciones poderosas de Sudámerica y Norteamérica.
Estados Unidos, Brasil, Argentina y México
deben pelear por lo mismo: un torneo que sea de todo el continente y entender que el dinero que llega a las confederaciones es por ellos, porque el interés es solamente para ellos y todo lo que hagan y donde se presenten será para beneficio de todos. Solamente la Selección Mexicana, en esta Copa Oro , ha llevado alrededor de 180 mil aficionados. Muchos pueden argumentar que es en Estados Unidos, donde existe ese doble mercado, pero no es solamente eso.
En los dos pasados Mundiales, en cada estadio donde se paraba la Selección había entre 35 y 45 mil mexicanos. Lo que pasa es que a una Copa Oro no viajan de lugares lejanos a la sede, ni de otros sitios de la Unión Americana , ni de México, porque no vale la pena gastar para ver a Cuba o Martinica, pero si se tratara de Chile, Venezuela, Brasil o Uruguay, la cosa sería distinta y en el país donde se presente estaría invadido de fans mexicanos.
En la cancha, México lo toma con mucha seriedad. Gana sus tres partidos de Grupo, jugando con sentido y sin cambios radicales en el sistema, como acostumbraba el entrenador anterior. Martino le da orden y siempre jugará con un 1-4-3-3. Los futbolistas no se hacen bolas, se les ve contentos y entusiasmados.
Se nota un grupo que disfruta lo que hace, sin poses de divos ni grillos. Martino , por lo pronto, en siete partidos dirigidos, le ha dado sentido y orientación a la Selección Mexicana. Parece que llegó tarde, se desperdiciaron muchos años con charlatanería y demagogia.