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Ni en sus vacaciones, el Guadalajara deja de ser nota por los pésimos manejos directivos. Jorge Vergara tiene un problema grandísimo, ahora sí, con quien no debía: los seguidores, los fanáticos, quienes son lo verdaderamente Sagrado que tiene esta institución.
Esta desbandada que se empieza a dar con jugadores icónicos de los últimos tiempos, es un insulto para quienes han soportado las miserias futbolísticas de un equipo que solamente ganó siete partidos en el año futbolístico (de los pasados Apertura y Clausura) , pero que le dio la gran satisfacción de ganar la Concacaf para ir al Mundial de Clubes . Aficionados que no pueden entender por qué deshacerse de Rodolfo Pizarro, Alan Pulido y Oswaldo Alanís (a quien no supieron retener); y por qué no pelear más por Rodolfo Cota (cuyo préstamo terminó), además de que se habla de la salida de Orbelín Pineda y hasta de Isaac Brizuela.
La información que viene desde Guadalajara , de nuestro gran amigo y corresponsal Alejandro Ramírez, confirma que es parte de un “cobro de facturas pendientes” a quienes movieron a los jugadores en el vestuario cuando no les pagaron completos los premios por los campeonatos de hace un año. Recordemos que les deben poco más de 2 millones de pesos y lo que se acumuló por ganar la Concacaf.
Si bien, las formas de los futbolistas no son las que están acostumbrados los directivos en este país, fueron contundentes y mostraron el rompimiento que existe entre los líderes del equipo y una directiva que se supondría iba a cambiar con Francisco Gabriel de Anda , aunque parece que las cosas siguen igual.
Ir en contra de sus intereses resulta incongruente, sueños guajiros los que tienen al dejar ir a estas piezas y filtrar información de que quieren a Javier Hernández y Carlos Vela , cuando no pueden ni pagar unos premios porque aseguran que no hay dinero. Parece, que han regresado a esa antigua estructura que tanto daño les hizo: primero vendo a los caros y con lo que me paguen compro lo que me encuentre en el camino, aunque no sea, pero para nada, de la misma calidad de lo que dejó ir.
Por el bien de este equipo, deberían darle autonomía a Gabriel de Anda , que sea él quien arme al equipo y que no se haga por venganzas históricas de directivos resentidos porque les dijeron públicamente sus verdades.
Matías Almeyda
debe estar pescando en su yate o en el de sus amigos muy pensativo, para decidir si continuará o no en un proyecto que se cae a pedazos, que no le dará garantías para competir en un Mundial de Clubes, por lo menos, no en este momento.