No porque se desvió la atención con la presentación de Landon Donovan, en el estadio León, debemos olvidar el tema de Carlos Fierro y su grotesca simulación en la falta que se marcó como penalti. No porque Donovan no fue ni capaz de dominar el balón ante los aficionados que fueron al evento debemos dejar pasar la pésima actuación de Fernando Hernández en el partido Chivas vs. Cruz Azul, afectando groseramente a los locales. Y tampoco porque el llamado Capitán América salió del retiro por tercera vez para dizque jugar futbol, debemos dejar de señalar que la Comisión Disciplinaria fue laxa y olvidó aplicar el reglamento.
Simple, el Artículo 22 del Reglamento de Sanciones dice: “Aquel jugador que engañe al cuerpo arbitral aparentando una falta o lesión, que haga incurrir en el error al árbitro, al calificar una acción en cualquier parte del terreno de juego y/o se acomode el balón con la mano, será sancionado como sigue: A) Si dicho engaño trajo como consecuencia el otorgar el beneficio directo a su club en el resultado del partido, será sancionado con suspensión de un partido y multa de 90 a 300 UMAS.” Insisto, simple: Fierro engañó o trató de engañar al árbitro Hernández y lo logró, pero la incapacidad arbitral no impide el castigo, algo que la Disciplinaria dejó pasar alarmantemente.
No es la primera vez que este futbolista incurre en el engaño, en la trampa. En un partido Chivas vs. Pachuca del torneo Clausura 2015 hizo lo mismo, pero en esa ocasión sí fue sancionado conforme al reglamento, porque para la mala suerte de la Comisión Disciplinaria, este tipo de actos tan reprobables en el deporte son perseguidos de oficio.
Cuando se ve la jugada, sin repetición, algo raro pasa con Fierro. El jugador de Cruz Azul es tomado del brazo por parte de Jair Pereira; por eso señaló penalti Hernández, podemos suponer. Pero en cualquier ley de la física es imposible que si alguien jala a una persona, ésta caiga hacia adelante. Es una pésima actuación y una terrible decisión arbitral, que —insisto— se pudo arreglar si se aplicara el reglamento correctamente, si se trabajara en la Comisión Disciplinaria como deberían. No cabe la palabra “apreciación” por lo mismo de lo expuesto aquí: una persona al ser jalada por otra, debe caer hacia atrás, no hacia adelante.
Lo de Fierro, que muchos colegas llaman picardía, yo lo veo como una trampa que ejemplifica lo que un profesional no debe hacer en un campo de juego. Fingir y tratar de engañar es una acción reprobable, por eso es tan importante la aplicación correcta del reglamento, porque les guste o no, lo entiendan o no, los futbolistas son un ejemplo para la niñez y no creo que a ninguno le gustaría que sus hijos hicieran trampa para sobresalir en cualquier actividad de la vida.
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