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Aunque Estados Unidos muestra diariamente que puede ser la sede del próximo Mundial , en caso de que se tomara la decisión de quitarle a Qatar el de 2022 , el turno sería para Inglaterra, que perdió en la elección corrupta que designó a Rusia para 2018.
Gianni Infantino
debe actuar con congruencia y mostrar que la FIFA está limpia y, para eso, el único camino es quitarle la organización del próximo Mundial a los árabes. Todo aval que salga de él lo llevará a ser parte de la corrupción, la misma que llevó a Michel Platini a la cárcel.
Es incongruente que el suizo se la pase presumiendo sobre la limpieza de la FIFA y se quede callado cuando han comprobado que Qatar fue elegida, al igual que Rusia, por sobornos millonarios.
Si en verdad quieren que el nombre de esta organización esté sin cuestionamientos de corrupción, renunciar o quitarle la sede a Qatar sería el primer gran paso. No solamente con palabrería y demagogia pueden limpiar la FIFA, se necesitan acciones contundentes. Renunciar a los millones de dólares de los árabes es una buena prueba.
El gran negocio que representa la Copa Mundial
lleva a esconderse y a callarse. Mientras Doha siga siendo la sede mundialista, la FIFA lleva en su espalda toda la basura de la corrupción.
Mientras tanto, lo único impresionante que tiene la Copa Oro es seguir observando la capacidad de organización y escenarios deportivos que tiene Estados Unidos.
Ayer en Denver, entraron 52 mil 800 personas al estadio de los Broncos para ver la doble cartelera: México contra Canadá, y uno de los más miserables partidos que uno puede observar, Martinica contra Cuba.
Es decir, solamente anoche, la Concacaf generó por venta de tickets alrededor de seis millones de dólares, sin contar esquilmos y venta de mercancía oficial. Este millonario negocio no lo sueltan tan fácil los directivos; por eso, cuando lo escalamos a un Mundial, se muestra la avaricia absoluta.
Ya en lo futbolístico, las palabras de Gerardo Martino, asegurando que Raúl Jiménez es el mejor delantero mexicano en la actualidad, se avalan con actuaciones como la de ayer. Jiménez no anotó, pero fue partícipe en los dos primeros goles mexicanos.
En el primero, intentando rematar como sea y la pelota llegó a Alvarado; y en el segundo, presionando en la salida a los canadienses y logrando recuperar y tocar para Andrés Guardado, quien por cierto, se convirtió en el máximo goleador en la historia del torneo —para México— junto con Zague, al llegar a 12.
La Copa Oro es extremadamente sencilla para la Selección Mexicana.
Canadá compitió, pero hay una diferencia abismal en talento. Lo importante es demostrarlo y lograr imponerse, y aunque no tuvo la diferencia que mostró ante Cuba, tampoco la pasó mal en Denver.
La FIFA
puede voltear a donde sea, menos a Qatar; ese país está hundido en la corrupción del futbol. Infantino está en la máxima prueba de su mandato: enseñarle al mundo que efectivamente hay limpieza, honestidad y transparencia. Es fácil, sólo le debe quitar a los árabes el Mundial 2022.
@gvlo2008