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Increíble, inverosímil, cualquier adjetivo que usted le quiera poner a lo que puede ocurrir hoy en el Draft para el Clausura 2018. Una falta de identidad que asusta, que convierte a algunos jugadores que llegaron hace 4 meses y medio a un equipo como moneda de cambio, transferibles.
Época en la que los mediadores ganan cantidades exorbitantes de dinero porque se les permite cambiar, si así lo decidieran, todo su plantel. Aquí es donde entra el cinismo, y a quienes eran las estrellas deseadas para el Apertura hoy los entrenadores no los toleran y los quieren fuera: Cecilio Domínguez, Edson Puch, entre otros.
Para las directivas serias, las que planifican a futuro, sería impensable permitir cambiar de tajo un proyecto, pero nunca faltará el disparatado que mueva piezas según su conveniencia o bajo el convencimiento de alguien más, lo que más que ayudar a tener un buen plantel, simple y sencillamente lo hunde.
En este Draft no hay un límite de transferencias y eso lo hace peligroso, tanto para los que tienen dinero y éxito como los campeones Tigres, como para los que desesperados por tener un mejor torneo y que compran sin darse cuenta que solo caen en el juego de algunos, sin tener maldita idea de lo que es realmente reforzar un plantel.
Pero eso es un error que viene desde el verano, con la otra planeación, con el otro Draft, para el que tienen más tiempo y en el que se supone que piensan los movimientos que tendrían que estar ligados a lo que puede suceder este día. Por parte de la Liga, de sus dirigentes, debería existir una regulación entre torneo y torneo, entender que el mercantilismo exagerado hace perder identidad, un valor que debería ser el más importante en los equipo. Dos futbolistas permitidos, que sean refuerzos a un plantel y no diseñar de cero un proyecto.
Así evitarían el ir y venir de activos que no dan nada al futbol mexicano y la entrada de los negocios de los promotores, quienes son los más activos en las semanas previas a estas transacciones, ya sea a través de su gente cercana con los clubes, o hasta en algunos medios de comunicación, al filtrar información que solo le conviene a ellos, sin que sea realmente cierta.
América, Cruz Azul y Guadalajara ya debieron trabajar en los refuerzos (algunos ya se concretaron como Carlos Fierro al Azul o Gael Sandoval a Chivas), pensando en no volver a hacer el ridículo y hacerle competencia a los equipos de Monterrey, que a pesar de disputar la final, ya apuntala algunas posiciones, como los Rayados con la llegada de Jonathan Urretavizcaya. Pero esas son directivas que hacen su chamba desde antes y no con el tiempo encima.
@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx
Época en la que los mediadores ganan cantidades exorbitantes de dinero porque se les permite cambiar, si así lo decidieran, todo su plantel. Aquí es donde entra el cinismo, y a quienes eran las estrellas deseadas para el Apertura hoy los entrenadores no los toleran y los quieren fuera: Cecilio Domínguez, Edson Puch, entre otros.
Para las directivas serias, las que planifican a futuro, sería impensable permitir cambiar de tajo un proyecto, pero nunca faltará el disparatado que mueva piezas según su conveniencia o bajo el convencimiento de alguien más, lo que más que ayudar a tener un buen plantel, simple y sencillamente lo hunde.
En este Draft no hay un límite de transferencias y eso lo hace peligroso, tanto para los que tienen dinero y éxito como los campeones Tigres, como para los que desesperados por tener un mejor torneo y que compran sin darse cuenta que solo caen en el juego de algunos, sin tener maldita idea de lo que es realmente reforzar un plantel.
Pero eso es un error que viene desde el verano, con la otra planeación, con el otro Draft, para el que tienen más tiempo y en el que se supone que piensan los movimientos que tendrían que estar ligados a lo que puede suceder este día. Por parte de la Liga, de sus dirigentes, debería existir una regulación entre torneo y torneo, entender que el mercantilismo exagerado hace perder identidad, un valor que debería ser el más importante en los equipo. Dos futbolistas permitidos, que sean refuerzos a un plantel y no diseñar de cero un proyecto.
Así evitarían el ir y venir de activos que no dan nada al futbol mexicano y la entrada de los negocios de los promotores, quienes son los más activos en las semanas previas a estas transacciones, ya sea a través de su gente cercana con los clubes, o hasta en algunos medios de comunicación, al filtrar información que solo le conviene a ellos, sin que sea realmente cierta.
América, Cruz Azul y Guadalajara ya debieron trabajar en los refuerzos (algunos ya se concretaron como Carlos Fierro al Azul o Gael Sandoval a Chivas), pensando en no volver a hacer el ridículo y hacerle competencia a los equipos de Monterrey, que a pesar de disputar la final, ya apuntala algunas posiciones, como los Rayados con la llegada de Jonathan Urretavizcaya. Pero esas son directivas que hacen su chamba desde antes y no con el tiempo encima.
@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx