Hay decisiones que realmente no se entienden y que se convierten en una vergüenza más para el futbol mexicano. El principal estadio del país, el emblemático, el que será tres veces mundialista, es  un muladar, indigno para jugar un partido de futbol profesional.

El cambio de césped en la cancha del Estadio Azteca y todos los problemas que este gran pasto híbrido ha traído son de llamar la atención, por más que digan que es más un tema estético que estructural; es un asunto de planeación, no midieron los tiempos de la instalación y del descanso que debe tener después de plantarlo, se les vino encima el inicio del Apertura 2018, lo que hace más complicado que este césped esté en las condiciones que debería.

Todo falló y ahora cada vez será más complejo. El tiempo les ganó cuando tuvieron, incluso, casi un mes, a no ser que todo falló desde que cultivaron este césped en el Centro de Capacitación (Cecap). 

La última ocasión en que se utilizó el Azteca para el futbol, fue en el partido de despedida de la Selección Nacional ante Escocia, el 2 de junio. Antes, tuvo la semifinal del Clausura 2018 entre América y Santos, el 13 de mayo, y la final Sub-20 de América-Tigres, el 19 de mayo. Fuera del balompié, el 27 de junio se realizó el cierre de campaña de Andrés Manuel López Obrador. 

En un comunicado del Estadio Azteca informaron que estaría instalado para el 10 de julio, con lo que hubiera tenido 11 días para estar listo antes del primer partido de Liga, el Cruz Azul vs Puebla. Pero la colocación del pasto no se dio sino hasta el 16 y si a eso se le agregan las fuertes lluvias en la Ciudad de México, ahí el resultado.

Según los especialistas, tardará unos 15 días en estar en condiciones, pero en ese periodo, lo que preocupa, es que tendrá al menos tres juegos de Liga y otros dos de Copa. Es decir, no habrá descanso.

Lo cierto es que más allá del césped, había algunas otras cosas más que arreglar en el Azteca, que a pesar de las mejoras en los últimos años, sobre todo por las exigencias de la NFL, no está ni cerca de ser de los modernos inmuebles del futbol mexicano.

Lo mejor sería que lo tiraran y volvieran a construirlo. Tal y como sucedió con Wembley, un lugar que cuando quedó lejos de la modernidad y la comodidad fue demolido y sobre su recuerdo levantaron uno de los mejores sitios para ver el futbol, sin que perdiera la tradición de ser la casa de la selección inglesa, como algunos ignorantes habían mencionado.

No hay alguien que dude que esta tecnología y este césped pueden ser de primer nivel, pero el problema es que por ahora, no ayudan ni a la estética ni al futbol.  

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