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Es el riesgo de despedirse más que una novia de pueblo; de hacer un entrenamiento cobrando las entradas; de armar una cáscara ante las cámaras de televisión. Eso fue el antepenúltimo ensayo mundialista para Juan Carlos Osorio, poco que destacar, más bien, quitarle el polvo a algunos futbolistas y que ahora si comprendan que el Mundial está tan cercano como la decisión de la lista definitiva de los 23 jugadores.
Un partido que deja un pésimo sabor de boca para todos, hasta para los entusiastas paisanos que siempre aplauden, aunque ahora, los más de 70 mil que se juntaron, terminaron abucheando al equipo en pleno Rose Bowl. La selección entrenó cómodamente contra Gales, sin resistencia del rival, solamente con algunos destellos que podrían tranquilizar la percepción generalizada de un equipo sin funcionamiento. Obviamente no estaban la mayoría de los titulares que jugarán contra Alemania y eso debe entender el público.
Juan Carlos Osorio no tenía dudas para la elaboración de la lista, si se abrió algún hueco es por las lesiones, maldito momento que muchos viven previo al Mundial, que viene a desestabilizar los planes originales. La buena noticia es ver a Andrés Guardado trotando antes de iniciar el partido.
El dominio en posición de balón fue abrumador, pero como siempre pasa con la Selección, la capacidad para definir es nula. Destacable observar a Héctor Herrera y a Jesús Manuel Corona, como también fue al poner a Édson Álvarez como contención en vez de lateral, donde estaba perdido, como estuvo Gallardo también. En fin, da la impresión que se desperdició el partido, que pudo servir para mucho más.
Giovani Dos Santos jugó poco, sólo 22 minutos. Intrascendente como ha venido siendo su temporada con el Galaxy, equipo que lo tuvo mucho tiempo en la lista de lesionados y que parece que no toma la confianza suficiente para volver a mostrar algo, aunque sea mínimo que justifique su convocatoria. Y lo peor, en los últimos días ha trascendido en Los Ángeles, que el mayor de los Dos Santos nunca estuvo lastimado y sólo se cuidó, desde enero, para no sufrir un problema que pudiera dejarlo fuera de la Copa del Mundo.
Unos minutos después de entrar al terreno de juego, tuvo una oportunidad clara frente al arquero galés, en la que quedó ejemplificado el concepto que emitió Osorio el viernes pasado, con aquello de que es el crack que nunca fue. No jugar lo tiene fuera de ritmo y está claro, lo puede dejarlo fuera de la Copa del Mundo. Lo peor es que ni siquiera yendo a Rusia se puede pensar en que será un jugador resolutivo para el equipo mexicano.
Problema: la línea defensiva. Descoordinación y falta de comunicación. La salida de Néstor Araujo abrió el panorama para Hugo Ayala y Oswaldo Alanís, pero ninguno mostró la seguridad que se necesita para suplir a un tipo que había sido un referente en el parado táctico del entrenador, que ayer le inventó posiciones a algunos para que tuvieran minutos sin que esto significara que aportarán.