Los halagos, merecidos, deben valorarse como las críticas justificadas y documentadas. La Selección Mexicana dio un muy buen partido ante Bélgica , pero con detalles contundentemente demostrados, que —de seguir así— no permiten augurar éxito en la Copa del Mundo.
Empeñarse en alinear a futbolistas que no tienen actividad en sus equipos, sólo porque están en Europa, es parte de los graves problemas que tiene. Ayer se evidenció, otra vez, la alarmante falta de ritmo de Diego Reyes , Carlos Salcedo y hasta de Miguel Layún , aunque éste último lo suplió con voluntad.
La estabilidad emocional de Hirving Lozano es de destacarse. La Selección Nacional tuvo lo mejor en el futbol del jugador del PSV Eindhoven , lo que le permitió sacar un empate de la complicada cancha del estadio Rey Balduino , donde el equipo de Bélgica sólo no ha ganado cuatro de sus últimos 12 partidos (tres empates y una derrota).
De mucho sirven estos encuentros y deberían ser la característica del futbol mexicano. Negociar estas experiencias le hace bien a todos y ayer ha dejado un sabor de boca mucho más agradable que en cualquier otro partido en lo que va de este 2017. Es en serio, ojalá se olviden de los moleros, de los intrascendentes partidos, como jugar contra Senegal “B” en un campo de beisbol en Miami, y la Dirección de Selecciones Nacionales nos informe que muchos encuentros más serán de esta categoría.