Roger Goodell

, comisionado de la NFL, es un hombre criticado por percibir altísimas cantidades de dinero como remuneración a su labor al frente de una Liga que intenta dar la mejor imagen del mundo, pero que tiene una alta dosis de doble moral.

Goodell,

según datos publicados en medios especializados en la NFL, tiene contrato hasta 2024, un acuerdo que le haría ganar 200 millones de dólares, lo que lo hace obtener más dinero que casi el 70 por ciento de los jugadores de la Liga. Su gestión inició en 2006 y en total, por sus servicios en la oficina, abonará a su cuenta más de 400 mdd entre salario, bonos, consecución de objetivos.

No tiene nada de malo, al final no le está robando a nadie, fueron los dueños de los equipos quienes lo pusieron ahí, pero francamente, su trabajo es digno de película de miedo, sobre todo en temas que parecen prohibidos de mencionar para la mayoría.

Uno de los motivos de su reelección fue el crecimiento en cantidades millonarias de los contratos de televisión, plataformas digitales y radio. También logró un acuerdo laboral muy favorable entre jugadores y dueños, que hizo que las franquicias ganaran más de 100 mdd por temporada. Nada mal, ¿no?

Pero ahí es donde existe una doble moral, porque para llegar a esas escalofriantes cifras sacrificó a los jugadores, que cuando firmaron el nuevo contrato colectivo sabían que las afectaciones vendrían. También explotó en su escritorio la bomba Colin Kaepernick, quien al arrodillarse en reclamo a los abusos policiales sobre la comunidad negra, nunca imaginó lo que generaría. Dicen los que están cerca de los jugadores, que más allá de la manifestación contra el racismo fue una medida de presión por las nuevas medidas en el contrato colectivo con los jugadores en 2020.

Y ahí no para. Expertos afirman que Goodell escondió los problemas físicos de ex jugadores afectados por graves contusiones cerebrales que llevaron a varios a la muerte. Este tema se documentó en el filme La verdad oculta , protagonizado por Will Smith como el Dr. Bennet Omalu. Claro, en lugar de solucionar algo, cambió las reglas y ahora se siguen dando de brutales golpes cabeza contra cabeza, a pesar de los castigos.

Por eso, cuando ayer salió en la conferencia previa al Super Bowl LIII , la gente que lo escuchó se pitorreó de lo que dijo: “Entiendo la frustración de los fans de los Saints . Nuestros oficiales son humanos y se pueden equivocar”. Paupérrima explicación a la jugada en la que el defensivo de Rams, Nickell Robey-Coleman golpea al receptor de los Saints , Tommylee Lewis , jugada que tenía que ser marcada como interferencia, que les daba el primero y gol en momentos finales del juego.

No hubo sanción para los réferis y ni siquiera la aplicación del ya famoso “usted disculpe”. Humanos como los que se equivocaron en el sembrado de pasto híbrido en el Estadio Azteca; pero ahí sí aplicó sanción, declaró en contra de los organizadores y les quitó el juego. La doble moral a tope.

Un ejecutivo que ganará 400 mdd durante su gestión, insulta a los que hacen rica a la NFL , porque no sé si sepa el señor Goodell, pero la NFL no debe retar la inteligencia de sus fans y mucho menos, burlarse de ellos.

@gvlo2008

gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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