Tienen razón Alfonso Lanzagorta y Álvaro Morales

; ambos con sus valores intactos han notificado que se deslindan de participar en temas relacionados con la Liga Mexicana de Beisbol ( LMB) , porque la Asamblea del circuito veraniego permitió que en el roster de los Tecolotes de los Dos Laredos se diera de alta a Luke Heimlich, pitcher estadounidense que aceptó que abusó sexualmente de su sobrina, de seis años de edad, en 2017.

A Poncho

lo conozco desde hace muchos años, amigo entrañable y compañero de aventuras periodísticas maravillosas; a Álvaro tengo menos tiempo de conocerlo, pero por lo que hemos compartido siempre me ha parecido un hombre cabal, honrado que sabe dónde está ubicado. Por eso, que dos comunicadores de su talla apliquen esta medida es correcto, porque demuestra que están más allá de lo que representa un show en la televisión o la radio.

La LMB

podrá argumentar que no hay solidez jurídica para no registrarlo, pero es un tema de valores.

En Estados Unidos se borró todo el legado del coach del equipo de futbol americano Joe Paterno por los abusos sexuales que cometió su entrenador asistente, Jerry Sandusky, contra menores de edad; o el de Pete Rose, el máximo pelotero con hits conectados, quien fue descubierto por apostar cuando era manager de los Reds de Cincinnati.

Este pitcher, procedente de la universidad de Oregon State, no encontró lugar en Grandes Ligas, ni en las Ligas Menores y tampoco en Taiwán. Se le cerró el profesionalismo por sus antecedentes penales, hasta que lo recuperó el equipo fronterizo de la Liga Mexicana, bajo la presidencia de Javier Salinas.

El caso de Heimlich fue “analizado a detalle” por la Asamblea de la LMB, que terminó por palomear su contratación, sin aclarar los argumentos para permitir que el estadounidense forme parte de una Liga que procura un ambiente familiar en sus tribunas.

El beisbol mexicano ha cambiado y Salinas debe llegar al fondo de este caso. Sabemos que el presidente se opuso a la contratación del pitcher y a los directivos del equipo, pero al resto de las organizaciones, les valió dos reverendos pepinos.

Con la contratación, Dos Laredos parece aceptar la conducta de Heimlich y lo peor es que los demás equipos no dijeron ni “pío” para evitarlo. Si esto sucediera en el futbol de la Liga MX habría espacios y espacios en televisión, radio, internet y periódicos haciendo añicos a la presidencia del equipo y a los mandos altos de la Liga.

Como pasó en el beisbol se oculta entre el desinterés y la poca difusión que recibe este deporte. Por esto Poncho y Álvaro hacen muy bien, tienen muy firmes sus valores y ojalá que esto permee al resto que de alguna forma pertenece a este bello deporte.

Esto no es un #MeToo donde las acusaciones son en su mayoría de manera anónima, este es un hecho comprobable por el que el estadounidense enfrentó jurídicamente a tribunales que lo hallaron culpable. Javier Salinas debería unirse a Poncho y a Álvaro ; esto es inaceptable para cualquier presidente de la Liga que sea.

Podría ser una gran oportunidad para decirles a todas las ligas del país que se necesitan altos comisionados en lugar de presidentes que sirven a los equipos y no al deporte.

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