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No es tan exclusivo el club de los cuartos de final como lo hacen creer los defensores de la Selección Nacional que no aceptan el fracaso en Rusia.
Desde Estados Unidos 1994 han clasificado a esta ronda 26 selecciones distintas , de todas las confederaciones, no solamente las eternas potencias del futbol.
Ojalá existiera autocrítica y no lugares comunes como: “Brasil es una potencia que está lejano el futbol mexicano, es normal que pierdan contra ellos”, concepto que muestra las mentiras de los defensores, porque al establecer un objetivo claro como clasificar a esta ronda se sabe perfectamente que en el camino tendrán que enfrentar a este tipo de selecciones.
Frecuente en estos 32 años que la Selección no encuentra los cuartos de final, ver en esta fase a conjuntos como Brasil, Argentina, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Uruguay, España, Portugal, Inglaterra, Croacia. Pero realmente equipos como Rumania, Suecia, Bulgaria, Dinamarca, Camerún, Turquía, Corea del Sur, Estados Unidos, Ucrania, Ghana, Paraguay, Colombia, Costa Rica, Bélgica y Rusia ¿tienen una mejor estructura que el futbol mexicano? No, y han conseguido llegar.
Por lo que representa el futbol mexicano debería tener jugadores capaces de ganar. Han utilizando a una generación que no ha ganado nada y que no se atrevían a quitarla, hasta ahora, que ellos mismos se van.
Ya sea Juan Carlos Osorio o quien sea, quien vaya a dirigir a la Selección Mexicana en el proceso del Mundial 2022 debe tener autonomía, toma de decisiones propias, sin que nadie se meta, ni coaching como Imanol Ibarrondo y mucho menos patrocinadores que exhiben la autoridad al exigir que se convoquen a jugadores que no merecen portar la camiseta verde.
Encontrar y preparar jugadores que tengan en sus mentes la gloria deportiva, no fiestas, nos bolsas Louis Vuitton, autos de lujo o fiestas multitudinarias en mansiones.
Mentalidad bien definida y sobre todo, cultura deportiva, que los escándalos no sean parte de un proceso, porque al saber elegir vendrá un futuro promisorio.
Siempre hay a quien culpar cuando fracasan. Pasan las Copas y se escuchan los mismos pretextos con diferentes nombres y apellidos.
Es decir, hoy las botargas no tienen a quien culpar, porque esta camada del fracaso pasó sin pena ni gloria en el firmamento del futbol mundial. Analizar sin culpar, encontrar proyecto y apoyarlo, sin dependencia de directos, con autonomía, y si hay alguien que no se requiera por nivel o por actitud, que no vuelva a la Selección, lugar que se ha convertido en los últimos tres Mundiales, en un club exclusivo que uno o dos líderes deciden quién debe estar ahí, por amistad, no por calidad.