Parece mentira que los objetivos se olviden tan pronto. La Selección Mexicana terminó Rusia 2018 sin cumplir la meta histórica de llegar al quinto partido, esa maldita clasificación a los cuartos de final para la que fue contratado Juan Carlos Osorio.

De hecho, en su presentación, el colombiano dijo: “México estuvo muy cerca de llegar al quinto partido en Brasil 2014 . Me parece que hay factores y señales importantes para convencer a los jugadores de que hay la posibilidad de llegar a cuartos de final ”. Con él, ni cerca estuvo.

El Mundial para Osorio fue desastroso. Pésima planificación en la conformación del plantel, sin laterales, sin contenciones. Desde que llegó al banquillo mexicano, defendió sus rotaciones; de hecho, en 51 partidos nunca repitió alineación, pero en Rusia sí, traicionando sus ideas, principios y método, el que tanto presumió públicamente. Tal vez lo normal y lógico sucedió al repetir alineaciones contra Alemania, Corea del Sur, Suecia y Brasil, con un solo cambio de uno a otro partido, pero —al final— sus ideas se fueron a la basura.

El futbol mexicano tiene una misión trascendental: olvidarse de la generación del fracaso, encabezada por Hernández, Dos Santos y compañía, y darle continuidad a los nuevos valores que salieron en este Mundial. Salcedo, aunque amague renunciar a la Selección, Álvarez, Ayala, Gallardo, Lozano, Corona, deben convertirse en la base; claro, con veteranos que destacan y sí entienden lo que es ser seleccionado nacional, como Guillermo Ochoa.

El fracaso en Rusia es de la misma magnitud que el de Estados Unidos ‘94, Francia ‘98, Corea del Sur-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 201 4. No soy de los que creen que éste es el límite del futbol mexicano, porque tiene estructura millonaria, de los únicos que tienen liga organizada para equipos Sub-15, Sub.17 y Sub-20, filiales de los de Primera División , salarios de primer mundo y una Selección que genera millones de dólares cada cuatro años. ¿Así que por qué no dar ese importante paso a cuartos de final en un Mundial?

Puede ser el tope de una generación perdida y sobrevalorada. Pocos entendieron lo que es ser seleccionado nacional. No es necesario enlistarlos. Es evidente quiénes han llevado a la Selección Mexicana a sólo soñar y no a ejecutar en el campo.

Abrir el debate sobre si debe o no continuar Osorio es inútil. Ojalá quisiera quedarse y le dieran el control absoluto, porque da la impresión de que hay muchos futbolistas impuestos por patrocinadores, equipos o intereses de terceros. Pero debe estar harto del entorno, de chismes, grillas e imposiciones. El público, entregado a la Selección.

Solamente en Rusia vinieron alrededor de 50 mil, que merecen una explicación de lo que pasó en este Mundial y por qué el cambio de su método para jugar los cuatro partidos más importantes de su carrera.

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