No importa lo que se venda, lo importante es generar millones y millones de dólares, aunque el producto final sea catalogado, por muchos especialistas, como un reverendo chiste, un circo, una falta de respeto a la poca honorabilidad que tiene el boxeo en la actualidad.
Cuando Floyd Mayweather y Connor McGregor suban al cuadrilátero de la T-Mobile Arena de Las Vegas, consumarán la preocupante falta de dignidad del deporte en la actualidad. Un boxeador hecho y derecho, multicampeón mundial, contra un exitoso peleador de artes marciales mixtas; nada que ver un deporte con el otro, pero si el dinero, el maldito dinero que hace prostituir a los defensores de este chasco.
McGregor, representante de la UFC (Ultimate Fighting Championship), producto que cada vez tiene menos adeptos y que requiere de este tipo de carteleras escandalosas para volver a llamar la atención. En México, el canal especializado de la UFC fue un fracaso, mientras que en Estados Unidos ya tiene menos suscriptores que el dedicado 24 horas a la WWE. La UFC creyó que era un deporte y que crecerían, pero basta ver las paupérrimas entradas que han tenido en la Ciudad de México. Claro que sus defensores dirán que es porque el cartel fue de poca calidad, pero la realidad es que no gusta.
Por eso, la UFC necesita del boxeo y qué mejor que con el máximo representante de este deporte: Floyd Mayweather es mucho más que un peleador en una jaula y su imponente récord de 49-0 lo dice todo. También sabe lo que son las derrotas, porque cuando aún no ingresaba al profesionalismo sufrió ocho caídas como amateur, la más dolorosa contra el búlgaro Serafim Todorov en la semifinal de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, en los que fue bronce.
Mil millones de dólares se generan por esta amorfa pelea. De Pago Por Evento se espera una recaudación de 450 millones de billetes verdes, súmenle entre 100 y 150 millones más por concepto de venta de boletos para la T-Mobile Arena y esquilmos. Derechos de transmisión para más de 200 países en el mundo, apuestas, souvenirs y algunos rubros más. Mayweather se puede embolsar 350 millones de dólares por esta absurda, pero millonaria función; mientras que McGregor tiene en su bolsillo ya asegurados, 70 mdd y puede aumentarlos hasta 100 mdd. Y sólo hacer circo un par de horas.
El sábado no será una función de boxeo, será una broma que nada tiene que ver con el deporte. Un buen espectáculo, un magnífico negocio y sobre todo, reconocer a quien ideó esto, porque ha movilizado a televisoras de todo el mundo, aparecen en todos los sitios, y la realidad es que lo único que se generará es dinero.