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Juan Francisco Palencia dirigió 43 partidos a los Pumas —entre Liga y Copa—, y solamente ganó 15. Raquíticos, patéticos números para quien según iba a revolucionar a un equipo que está deprimido desde que Guillermo Vázquez les entregó el título en el Clausura 2011, todavía bajo la dirigencia de Víctor Mahbub. No ha pasado nada desde entonces, suman fracaso tras fracaso donde han pasado personajes muy extraños y alejados de la imagen y mística universitaria.
Se fue Mahbub, quien ganó dos títulos y llegó Jorge Borja, quien se supondría que con ese conocimiento de la profundidad del concepto Puma, haría algo destacado. Fue todo lo contrario. En cuatro años, un subcampeonato y un sin número de escándalos. Se atrevió a contratar a Mario Carrillo y a José Luis Trejo, nadie más alejado de los principios futbolísticos de la UNAM, además vendió a Pumas Morelos, sucursal activa que tenían en el Ascenso. Un desastre ese periodo en la presidencia auriazul.
Los valores de Pumas, los intentó poner en su sitio Rodrigo Ares de Parga. Contratar pocos foráneos y regresar a canteranos que estaban en otros equipos y tratar de volver a desarrollar a los juveniles. Buenas ideas, pero falló al elegir al entrenador. Otra vez fuera de todo contexto universitario, porque más allá que Juan Francisco Palencia jugó con Pumas por cinco años nunca se le ha visto como símbolo del equipo, nada que ver con Hugo Sánchez, Luis García, Jorge Campos, Luis Flores, Claudio Suárez, Alberto García Aspe, Leonardo Cuéllar, Evanivaldo Castro Cabinho por mencionar algunos, pero mucho más lejano a legendarios entrenadores como Renato Cesarini, Bora Milutinovoic, Miguel Mejía Barón o Ricardo Ferretti, esos sí que eran hombres que sabían lo que es un verdadero Puma.
Un error del presidente actual confiar en un proyecto poco sólido, sin experiencia previa y sobre todo, sin el conocimiento que se necesita para ser dueño del banquillo de Pumas. Porque aunque varios llegaron a ser entrenadores sin experiencia previa, siempre iban en el camino de ser el asistente del anterior, un camino que les funcionó por años.
Ahora será Sergio Egea quien lleve el camino hasta el final de la temporada, nada de buscar a alguien más, solamente confiar en quien les dio el bicampeonato en 2004, porque nadie puede negar que era el entrenador de facto, cuando Hugo Sánchez aparecía en la zona técnica presumiendo su título Made in Nicaragua. La combinación fue muy buena en ese entonces, uno dirigía y el otro era la imagen. Ahora Egea tendrá que sacar resultados con un plantel limitado, que conoce bien porque ayudó a armarlo.