Rafael Márquez comandó una revolución, lideró a un grupo de jugadores mexicanos que terminaron por lograr lo que parecía imposible en nuestro balompié: unir a los futbolistas y lograr mejorar las condiciones laborales, formar un gremio y enfrentar a los clubes y su Pacto de Caballeros.
Márquez, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos de nuestro país, desde muy joven migró y desde el exterior se dio cuenta de las injusticias que viven sus compañeros en México.
La lucha costó mucho. Convencer a los líderes requirió de la credibilidad que construyó el zamorano con una carrera meteórica en la cancha y muy respetable fuera de ella. La figura de Márquez es sobre la que se edifica la esperanza de equilibrar la cancha para los jugadores ante los dueños, ante los clubes.
Ayer fue presentado como pare de la estructura del equipo del Atlas. Nadie puede decir que es una mala contratación; por el contrario, en el papel es la mejor contratación que han hecho en muchos años: identidad, reconocimiento internacional y liderazgo.
Presidente deportivo de Atlas es el cargo de Rafael Márquez, quien defenderá los intereses del club.
¿Qué pasará cuando haya que defender a un jugador de su equipo?
¿Hay conflicto de intereses para el Káiser?
¿Perdió la Asociación de Futbolistas Profesionales a su líder?
¿Qué pasará cuando los intereses del club que ahora le paga como presidente deportivo no compartan los intereses de la Asociación de Futbolistas por la que él luchó?
¿Qué pensarán los jugadores de Rafa al verlo hoy del lado de los clubes, en este caso el Atlas?
¿Márquez abandonó la lucha o cambió de trinchera?
¿El futbol mexicano ganó un gran directivo?
¿Los futbolistas perdieron a su caudillo?
Venga Rafa Márquez, pronto veremos cómo resuelves este “partido”. Hoy hay muchas preguntas, sólo tú tienes las respuestas. Éxito.
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