Nunca un partido de futbol se ha perdido, ni se ha ganado antes de jugarse. Las diferencias existen y la calidad se manifiesta, se defiende y se impone. La Concacaf no destaca por tener el mejor nivel de juego y competencia de toda la FIFA, pero sí porque casi, casi, siempre son los mismos los que aparecen en los mundiales, el único marco de referencia real que hay para medir el crecimiento de las selecciones en el mundo.
Ayer, en una mesa, sin un balón de por medio, un jugador de la selección panameña se lanza y ataca con el micrófono para lanzar lo que para él debió ser un gol a favor de la selección canalera antes de que se juegue el duelo ante México: “Los mexicanos viven de la historia, se creen la última Coca Cola del desierto”, dijo con determinación el defensor de 32 años, Alfonso Machado.
No recuerdo alguna declaración tan envalentonada de algún integrante de la Selección Mexicana en muchos años. Siempre se habla con respeto de las selecciones a las que enfrentarán en el Mundial.
Panamá nunca ha estado en una fase final de Copa del Mundo, su “Mundial” ha sido y es la eliminatoria de la Concacaf. Lo más cerca que han estado de participar en la última fase ha sido la pasada eliminatoria donde gracias a un bache futbolístico de México pudieron haber entrado a la repesca, y enfrentar a Nueva Zelanda.
Estuvo en sus manos y en Panamá lo dejaron ir. No aprovecharon para defender en el campo de juego lo que hoy expone detrás de una mesa y con un micrófono por delante.
La realidad es una sola y eso le duele. Y sí, hay niveles, mientras México sigue luchando por llegar a un quinto partido en la Copa del Mundo, Panamá sigue peleando por llegar a una.
Nadie dice que no le puedan ganar a México, está probado que a la Selección Mexicana de pronto le puede ganar cualquier selección, ojalá y el combinado de Panamá defiendan en la cancha su oportunidad y no terminen como cada cuatro años sentados, en casa, con otra eliminación y disfrutando del mundial tomándose una Coca.