Francisco Martín Moreno

¿Tren Maya...? ¡No! ¿Sitios arqueológicos? ¡Sí!

11/11/2018 |03:42
Redacción El Universal
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El presidente López Obrador (nada de “electo” porque el otro ya se esfumó...) propuso construir un tren rápido en la ruta Maya (Cancún-Tulum-Calakmul-Palenque) con un objetivo turístico y cultural. La longitud de la línea ferroviaria sería de 880 kilómetros a razón de 100 millones de pesos por kilómetro, o sea, noventa mil millones de pesos, financiados fundamentalmente con recursos públicos.

AMLO tiene toda la razón en su propósito de rescatar de la pobreza al sureste mexicano, en donde ya estalló en el año 1994 el movimiento de rebelión zapatista. Chiapas, por ejemplo, generó un retroceso al PIB nacional, ya que el ingreso anual per cápita chiapaneco escasamente llegó a los 45 mil, Yucatán a los 80 mil y Quintana Roo a los 125 mil, cifras todas en pesos, una tragedia social. ¡Claro que se requiere un gigantesco esfuerzo de salvamento de nuestros compatriotas abandonados a su suerte con todo y sus innumerables riquezas y bellezas naturales! ¿Cómo negarlo? Solo que la receta está equivocada.

Veamos: si el precio del viaje del Tren Maya fuera similar al precio del de Chihuahua al Pacífico, el boleto en clase económica costaría 5 mil 200 y 9 mil pesos en primera clase por persona de ida y vuelta, en el entendido de que el costo de ambas tarifas sería más elevado que el aéreo en un trayecto similar. En esta realidad empiezan a presentarse las odiosas adversidades derivadas de un estudio a fondo.

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Si el tráfico fuera de un millón de pasajeros al año, los ingresos serían insuficientes para cubrir los gastos de explotación, hecho irrefutable que conduciría al subsidio, para ya ni hablar de transportar en un tren turístico, sin carga, a 2 o 3 millones pasajeros, un supuesto imposible de alcanzar porque de los 10 millones de turistas que llegan al área de Cancún y Playa del Carmen cada año, 30% tendría que tomar el tren, lo cual implicaría que dichos viajeros prolongaran su estancia a siete días promedio para recorrer la ruta férrea, un objetivo difícil de alcanzar, y más complicado aún porque sobre la base remota de que tres millones de turistas compraran el boleto en primera clase, los ingresos solo alcanzarían para recuperar una tercera parte de la inversión y serían insuficientes para el pago de la deuda y de los intereses a largo plazo.

¿Más? Estaríamos frente un proyecto suicida, ya que no sería autofinanciable. El proyecto en manos del gobierno, (un pésimo empresario, basta con estudiar Pemex y CFE) correría la misma suerte que los Ferrocarriles Nacionales de México, quebrados de punta a punta, una ruina que dejó incomunicado al país con enormes costos económicos. Recordemos las experiencias ferroviarias previas: ¿El proyecto del Tren Rápido Transpeninsular de Mérida a Punta Venado? ¡Cancelado por inviable! ¿El Tren Suburbano de Buenavista a Cuautitlán? Quebrado y absorbido por el gobierno por falta de aforo. ¿El tren Interurbano del Bajío? ¡Cancelado por inviable! ¿El Expreso maya, un proyecto similar al propuesto por AMLO, 15 años atrás? ¡Fracasó! Las últimas corridas datan de finales de 2009 por razones mucho más que obvias.

¿Un plan de trenes interurbanos de pasajeros para 40% de la población urbana nacional, con grandes posibilidades de éxito? La ruta México-Guadalajara pasando por El Bajío o la de México a Monterrey, comunicando Querétaro, San Luis Potosí y Saltillo, y Guadalajara a Monterrey pasando por Aguascalientes.

El tren maya está condenado al fracaso porque no solo se debe considerar el costo de la construcción, sino los enormes subsidios necesarios para mantenerlo en ruta, recursos que bien podrían tener otro destino social. Va porque va, ¿aunque vayamos al abismo? Estudiemos y analicemos el uso de la mejor herramienta para ayudar a los millones de mexicanos marginados. Yo propongo una:

En México existen miles de sitios arqueológicos cubiertos por la selva en el magnífico mundo maya. Yo sugiero no cancelar, en ningún caso, el Consejo de Promoción Turística de México, en buena parte responsable del arribo de 40 millones de turistas en el país, mismos que aportaron una derrama de 21 mil millones de pesos en 2017. Una maravilla. Es un motivo de orgullo ver en el metro de Londres o de Pekín, los anuncios de Chichen Itzá...

Si dedicáramos 45 mil millones de pesos, la mitad del proyecto del tren maya, al descubrimiento de sitios arqueológicos enterrados por la selva después de cientos de años, tesoros insospechados, tal vez superiores en esplendor a Palenque o Bonampak, y se invitara a las cadenas hoteleras a construir sus instalaciones en esos nuevos recintos históricos, se crearían en el sureste una cantidad enorme de empleos permanentes en la hostelería y en la restauración, además de otras fuentes de riqueza. Parecería conveniente invitar a este proyecto al gobierno guatemalteco, ya que dicho país guarda también grandes secretos mayas que al descubrirse de la misma manera, se crearía un gigantesco centro turístico de proporciones inimaginables.

Cancelar los fondos de la promoción exitosa de México en el exterior para dedicarlos a la construcción de un tren que nacerá quebrado y subsidiado, parece ser una idea, al menos descabellada, de acuerdo con la experiencia ferroviaria mexicana. Si se trata de crear empleos, detonar un polo turístico cultural de inmensas proporciones mundiales, erradicar la pobreza sin subsidios, entonces a crear, de inmediato, escuelas de arqueología, a asociarnos con otras entidades extranjeras especializadas en la materia, a armar un proyecto conjunto vigilado por el INAH para que los tesoros descubiertos no vayan a dar a museos internacionales y a aprovechar nuestra infraestructura carretera. El aeropuerto de Palenque, inaugurado en 2014, casi duplicó el número de visitantes en la zona. Los hechos son tercos. No, no va porque va... Va si los estudios sensatos y a profundidad así lo recomiendan. No queremos más elefantes blancos, sino empleos. Descubramos el esplendor del mundo maya y llenémonos de turistas del mundo entero para beneficiar a nuestros compatriotas marginados. ¿Resumen? No al tren maya, sí, a los sitios arqueológicos sin subsidios y bienestar generalizado con millones de divisas...

@fmartinmoreno
www.franciscomartinmoreno.com