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Nunca, nadie debería votar por alguien que admire a Fidel Castro al extremo de considerarlo “un gigante” cuando su terrible dictadura de más de 60 años sepultó en la miseria a millones de cubanos privándolos, además, de la libertad de expresión por medio de policías secretas, paredones y de cárceles clandestinas. Si hubiera suficientes balsas en Cuba se vaciaría la isla en dos días… Nunca nadie debería votar por un candidato, cuyo equipo cercano de trabajo propone imitar a la “izquierda” de Chávez y la de Maduro, otra patética tiranía, en donde hoy en día cambian un dólar por 240 mil bolívares, la inflación se eleva a 4 mil por ciento y con el salario mínimo mensual apenas se puede comprar un cartón de huevos, si es que los encuentran en los mercados, cuyos anaqueles están vacíos porque Venezuela está quebrada. Una empleada de nivel intermedio gana 8 dólares al mes, o sea un millón 920 mil bolívares… Eso no es izquierda, es un suicidio nacional sin etiqueta…
Nunca, nadie debería votar por alguien que promete entregar miles de pesos a millones de jóvenes estudiantes, a madres solteras, a desempleados, a ninis, además de pagar el doble de los precios de garantía del maíz a los agricultores, cuando el presupuesto federal tiene los límites propios de un país pobre. Entregar esos recursos valuados en miles de millones de pesos mensuales solo sería viable por medio de la impresión de dinero fresco o de la contratación de deuda pública, el camino idóneo hacia la catastrófica “venezonalización…” Claro que sería maravilloso poder darle 10 mil pesos mensuales a cada uno de los 40 millones de mexicanos sepultados en la pobreza, con lo cual llegaríamos a 400 mil millones de pesos mensuales para ya ni hacer la cuenta anual… ¿Cómo financiar ese proyecto populista sin destruir el país? ¿Cómo es posible que insista en la derogación de la Reforma Energética y Educativa cuando importamos 70% de las gasolinas y del gas, Pemex, quebrada de punta a punta, es un botín multimillonario de políticos y, por el otro lado, 60% de nuestros estudiantes de secundaria no saben hacer las operaciones aritméticas elementales y no pueden explicar un texto contenido en una cuartilla? ¿Cómo intentar la derogación de la Reforma Educativa en un país de reprobados?
¿Ya se nos olvidó cuando López Obrador llamó Pirrurris a los ciudadanos que organizaron una marcha capitalina en protesta por la pavorosa ola criminal por la que atravesaba el DF durante su administración o cuando gobernó por medio de bandos (decretos al estilo de Chávez) para evitar el paso por la Asamblea de Representantes, o cuando se abstuvo de ejecutar 900 resoluciones judiciales, entre ellas, sentencias dictadas por ministros a los que ahora llama irrespetuosamente “leguleyos”? ¿Qué tal cuando declaró la imposibilidad de combatir a la delincuencia, ejemplo, a los huachicoleros, por medio del monopolio de la fuerza pública porque él “jamás atacaría al pueblo”, o cuando mandó “al diablo a las instituciones” y se declaró presidente legítimo para, acto seguido, bloquear durante meses el Paseo de la Reforma con grave daño para las empresas y la ciudad, de la misma manera en que tomó pozos petroleros en Tabasco o invitó a los consumidores de energía eléctrica de aquel estado a no pagar sus consumos y ahora sugiere perdonar a la llamada “Mafia del Poder”, cínica contradicción, además de pretender amnistiar a los narcotraficantes, envenenadores de la nación, si llega al poder? ¿Qué…?
¿Esa es la transparencia que nos espera y por la que tanto ha luchado la sociedad? ¿Ese es el Estado de Derecho que deseamos construir para el siglo XXI? ¿Secuestrando al Senado de la República para evitar que legislara en temas de su incumbencia política, como lo hizo en 2008 o desmantelando el Cisen o atacando a las fuerzas armadas, uniéndolas con el nombre “Guardia Nacional”, tal y como lo hizo Chávez, aceptando el ingreso en Morena, un camión de basura política, en donde purifica a quien lo aborda, esa es la “Honestidad Valiente”? ¿Así va a combatir el terrible problema de la corrupción que nos ataca por los 4 costados?
Nunca, nadie debe votar por quien promete cancelar los exámenes de admisión, un filtro universitario mundial orientado a aceptar a quienes intentan continuar con estudios superiores y han emprendido una batalla en contra de la ignorancia, ni votemos por quien apoye a la CNTE, la coordinadora de “maestros” opuestos con lujo de violencia a la superación académica, a la capacitación y evaluación magisterial, un sindicato corrupto que insiste en el tráfico de plazas y enajena su movimiento a cambio de dinero propiedad de la Federación. No, no debemos votar por un político que traba alianzas en contra del futuro de nuestros hijos y, por ende, de México, ni le permitamos el acceso a la Presidencia de la República a quien se atreve a esconder la realidad financiera y contable de la construcción del Segundo Piso por razones inconfesables.
¿Cómo defender al PRI? Imposible siquiera intentarlo, pero votar por el cambio propuesto por AMLO ciertamente será un cambio… pero para atrás, al retroceder las manecillas del reloj de la historia patria por lo menos 80 años, cuando en México proliferaban los caudillos.
Nunca, nadie debe votar por quien jamás ha demostrado cómo ha podido sobrevivir durante 16 años organizando enormes mítines, movilizaciones masivas por todo el país, contratando camiones y aviones, hoteles y comidas, ocultando el origen de sus recursos…
Nunca, nadie debe votar por la opacidad y por quien pretende gobernar con recetas sacadas del bote de la basura. El caudillismo putrefacto e intolerante no es el modelo político para el siglo XXI…
Sí, nunca nadie…
Como bien decía Karl R. Popper: “Ya sé que me repito, lo malo es no poderme repetir con las mismas palabras…”
Twitter: @fmartinmoreno