Como es una costumbre desde hace varios años, la Organización Mundial del Turismo (OMT) en vísperas de la celebración de la Feria Internacional de Turismo (Fitur) en Madrid, ha revelado su balance preliminar sobre la marcha de la actividad en el año previo, en este caso 2017. Los resultados divulgados confirman el extraordinario momento que vive el turismo mundial, luego de un crecimiento en las llegadas de turistas internacionales de 6.2%, lo que en un entorno enrarecido por turbulencias de distinta naturaleza, debe ser aquilatado como una inequívoca señal de la fortaleza estructural de la industria. Una buena referencia para poner dicha cifra en contexto, es que la misma OMT estima que en la década 2010-2020 la tasa media de crecimiento anual de estos viajeros debería situarse en 3.8%.

En la misma línea de optimismo sobre el desempeño del turismo en el orbe se ubica el pronóstico de esta misma agencia de Naciones Unidas para los temas turísticos, que estima el comportamiento esperado para 2018, con un crecimiento de entre 4 y 5%.

Reconociendo que la dinámica que vive el turismo es un espacio lleno de oportunidades, de ninguna manera pueden ignorarse los retos que enfrenta la actividad en el mundo, de manera tal que los actores públicos y privados de esta industria en el país puedan, además de aprovechar el buen momento que se vive, prepararse para enfrentar de manera efectiva la evolución del fenómeno turístico en los próximos años.

En esta lógica, reviste el mayor interés el documento sobre tendencias para la industria en este mismo 2018, que ha dado a conocer en estos días la más importante firma de inteligencia sobre el sector en el mundo: Skift. Así, dentro de los aspectos que dominarán el escenario el presente año de acuerdo con la publicación `Megatrends defining travel in 2018’ se identifican, entre otros, los siguientes:

Una clara evolución de las más poderosas marcas mundiales —usualmente vinculadas con plataformas tecnológicas como Expedia, Priceline e incluso Airbnb— a tomar un papel más amplio en la red de distribución, ofreciendo mayores componentes de la experiencia turística final y no solo el alquiler de habitaciones y la venta de boletos de avión.

La naturaleza abierta de los viajes y las transacciones asociadas con estos, sugiere el que los grandes corporativos turísticos tienden a convertirse en espacios promotores de la inclusión y de la oposición a las manifestaciones proteccionistas y de neo-nacionalismos.

Se espera el mantenimiento de las adquisiciones y consolidaciones en grandes empresas turísticas, destacando aquellas que privilegien un enfoque estratégico orientado a la innovación.

Como reacción al éxito alcanzado por el advenimiento de opciones de alojamiento en viviendas particulares al amparo de plataformas tecnológicas, señaladamente Airbnb, los hoteles están aprendiendo la lección para entender mejor las necesidades de los clientes y ofrecer una experiencia que combine la personalización al tiempo que comprende a un más amplio perfil de viajeros.

Como reacción a la saturación en los destinos turísticos que, con frecuencia, no sólo lastima la calidad de la visita, sino que genera inconformidades en quienes habitan en los destinos, los gestores públicos, de la mano de los actores protagonistas de la industria en el ámbito local, deberán asumir un papel más proactivo y eficaz en armonizar las expectativas de anfitriones y turistas. Es evidente que la sostenibilidad de los destinos turísticos no estriba únicamente en el componente ambiental, sino que debe asegurar el bienestar de la comunidad receptora.

Sin duda, en el pasado reciente, se ha observado una revolución en la que los dispositivos móviles se han convertido en el campo de batalla de las reservaciones de servicios turísticos; en los tiempos venideros, además de perfeccionarse y facilitarse estos usos, estas herramientas tecnológicas deberán conducir su evolución, hacia el afianzamiento de su papel como predictores de las conductas de los consumidores, al tiempo que funcionan como ‘solucionadores’ de problemas de los viajeros en tiempo real.

Desde la perspectiva mexicana, algunos de estos desafíos podrían parecer problemas del ‘primer mundo’ cuando las preocupaciones de nuestros destinos están más vinculadas con los retos asociados con la seguridad y la insuficiente infraestructura; sin embargo, no por ello deben ignorarse y se debe insistir en que el mantenimiento de la competitividad demanda el conocimiento del entorno y el trazado de estrategias públicas y privadas para hacer frente a los viajeros de los próximos años.

Director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac México. Twitter: @fcomadrid

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