Luego de las claras definiciones alcanzadas en la contienda electoral, el periodo de transición abrirá las puertas a una valoración profunda de los avances y retos en diversas materias relevantes para el país; así, la actuación pública en materia turística debe ser revisada en detalle por diversas razones, pero especialmente porque para un gobierno de izquierda el reconocimiento de las extraordinarias aportaciones realizadas por la industria turística en el ámbito social, debería suponer una razón suficiente para renovar el posicionamiento del turismo en la agenda nacional.

Es cierto que los años recientes han sido excepcionalmente buenos, en especial, para el mercado turístico internacional que visita México; de acuerdo con las métricas del Banco de México, para fines de 2018 la llegada de turistas internacionales en el sexenio se habrá duplicado; no obstante, lo anterior no se puede dejar de reconocer que esta dinámica no necesariamente es el resultado de la instrumentación de una política turística articulada.

En este orden de ideas es posible anticipar algunos de los retos que enfrentará la nueva administración federal, incluso, más allá de las facultades de la Secretaría de Turismo. Un muy preliminar análisis puede identificar tres vertientes distintas de desafíos: factores externos a la industria, pero que tienen el potencial suficiente para afectarlas; el peso específico que se le dará a la actividad dentro del gobierno, más allá de los discursos, y las nuevas condiciones políticas de la gobernanza turística.

Sobre el primero de estos temas es bastante claro que el mayor reto que se tiene es el de la seguridad, pues, no obstante los buenos resultados alcanzados y el que en términos generales es posible afirmar que la mayoría de los destinos turísticos no enfrentan situaciones dramáticas producto de la inseguridad y la violencia, es un hecho que si los turistas perciben riesgos, tienen un enorme número de destinos alternativos en otras latitudes. Adicionalmente, habría que mencionar que las afectaciones vinculadas con este tema ya son perceptibles, pues el mercado norteamericano que visita México por vía área –que constituye el corazón del negocio turístico– sólo ha crecido 1.1% en los primeros cinco meses del año; lo que contrasta con la dinámica que sigue observando el conjunto de los viajes de los estadounidenses que se estima tan sólo la semana pasada registró un aumento de 5%. Del otro lado y en la misma vertiente de los factores exógenos, no se puede olvidar que el ciclo económico de Estados Unidos ha sido inusualmente largo y, por tanto, las posibilidades de una recesión en el corto plaza son reales.

En segundo término, en virtud de que la alineación del gabinete es pública desde hace meses, Miguel Torruco Marqués, nominado para secretario de Turismo, y a quien nadie podrá escatimarle sus credenciales para llegar a esta posición, enfrenta dos retos formidables, incluso, antes del inicio de su gestión relacionados con la tradicional falta de importancia asignada al turismo en la agenda pública (una prueba de ello es que en ninguna de las recientes plataforma electorales de Morena, Partido del Trabajo y PES aparece mencionado el turismo): por una parte la asignación de recursos para el sector luego de que en el periodo 2015-2018 el presupuesto en este rubro cayera a la mitad –en términos reales– y, por otra parte la definición del presidente (a) de la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados (en el Senado esta comisión es testimonial), que, como muestra de la poca importancia asignada al turismo, generalmente es encabezada por la oposición. Será también una lectura reveladora sobre el futuro del turismo en el nuevo gobierno las designaciones que se den en Fonatur y en el Consejo de Promoción Turística de México.

Por último, y a pesar de la formidable victoria de la Coalición Juntos Haremos Historia, estados de corte turístico son y serán gobernados por partidos de la oposición (Quintana Roo, Baja California Sur, Nayarit y Jalisco, por ejemplo) y en ellos no es inusual que los ayuntamientos estén en manos de partidos de colores distintos a los gobiernos estatales. Esta compleja composición demandará hilar fino en lo político construyendo consensos, y no solo imponiendo mayorías.

Director de la Facultad de Turismo y Gastronomía, Universidad Anáhuac México.
Twitter: @fcomadrid

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