No lo puedo negar, la FIFA y sus misteriosos caminos siempre logran que la pelota mueva al mundo. Esa idea tan lejana y —para muchos— anticlimática, demuestra poder y marketing bien diseñado.
¿Cómo hacerle para que países que no saben jugar al futbol, no toman cerveza, rezan en pleno partido o carecen de esa tradición expuesta de varias décadas en Europa y Sudamérica canalicen un mercado cautivo? Sencillo, lleven al mejor club del mundo cada año para que juegue un partido contra los aguerridos y coloridos sudamericanos; además, sean incluyentes —para estar a la moda— y háganlos jugar un partido más para prestarle el sueño a todas las confederaciones, pero lo mejor, que se juegue en esas tierras de muchos recursos no renovables, para que nos den más poder y autonomía.
Y acá estamos, en la cuarta edición de un Mundial de Clubes con sede en Emiratos Árabes Unidos . Llegar fue toda una travesía de más de 32 horas desde su humilde casa hasta el hotel en Al Ain (ya luego les cuento varias historias de chivahermanos aguerridos que hicieron hasta tres días de viaje, con ocho escalas), para llegar rayando a la conferencia de prensa de las Chivas.
El ambiente, muerto, y nos preguntan en los hoteles o en las calles si somos argentinos, por el River Plate . La culpa no es de Chivas , sino de las constantes vacaciones de los clubes mexicanos en este torneo. Por eso, no me quisieron responder, ni Pepe Cardozo ni el Comandante Pereira, por qué la Liga MX, después de la de Oceanía, es la peor y única en no jugar una final.
Al final del día, el sueño está intacto para los rojiblancos: jugar contra el mejor club de la historia. Lo peculiar de un torneo así es que también te puede heredar una gloria imborrable, una historia eterna. Para un club mexicano, ganarle al campeón de la Champions es una fantasía, pero que —de cumplirse— superará inmediatamente cualquier hazaña del deporte mexicano.
Y es por eso que entre camellos, comida condimentada, coches de lujo y un largo desierto de primera clase, el Club Deportivo Guadalajara se jugará primero el orgullo contra los aguerridos, veloces y disciplinados japoneses,
con la fórmula de 11 mexicanos, para encontrar el camino al sueño.
¿Qué es un Mundial de Clubes ? El torneo más convenenciero que le da una oportunidad a nuestro futbol de ser famoso en todo el mundo por un día, en caso de dar la campanada. ¡Bienvenidos, bienvenidos! Al debut del Rebaño Sagrado en un torneo que se siente más un premio de Fórmula Uno que un Mundial. ¡Ah, y sin cerveza!
@EnriqueVonBeas