En México, tenemos que agradecer la bien cimentada y desarrollada rivalidad deportiva entre Chivas y América , la madre de todas las batallas.

Me explico: el revivir del Rebaño Sagrado , después de 18 meses para el olvido, sólo se podría explicar por la presión que genera el título americanista. Y no seamos clavados ni ilusos creyendo que se mega reforzaron las Chivas y por eso este gran arranque de campaña, que —por cierto— dicta: cuando inicia ganando dos partidos, en tres de cuatro torneos terminó líder.

Los invito a que se detengan un rato y vean lo que el Clásico Nacional provoca en las entrañas de los proyectos rivales cuando el de enfrente sale campeón. Se juega diferente el torneo venidero. Es como un orgullo extra bien entendido para sacar un 110%.

Por eso, cuando me preguntan en corto la razón del despertar rojiblanco, creyendo que Cardozo hizo algo especial en dos semanas de trabajo y en plenas fechas navideñas o que Higuera está dando primas económicas, digo de facto que es el factor bien entendido de alcanzar de nuevo rápidamente al América.

Decía en mi programa de radio (los invito a que me escuchen de 3 a 5 pm en 97.7 FM) que al Guadalajara le bastarán un par de torneos para alcanzar dicho objetivo. Basta checar que América, cuando salió campeón en 2005, las Chivas reaccionaron en 2006. Cuando por fin le dieron la vuelta en títulos por primera vez en la historia (2015), el cuadro de puro mexicano salió campeón en 2017, algo que hoy entiende toda la plantilla tapatía.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A una muestra más del poder de la madre de todas las batallas en México: el América vs las Chivas.

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