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Estamos en la semana del futbol mexicano y, caminando por el hotel sede, al ver a parte de la familia de los generadores del pasatiempo favorito del mexicano, me queda claro que vive momentos agónicos, que su lucha por las nuevas tendencias del entretenimiento lo obliga a buscar mejores estrategias y mejores aliados que permitan dicho crecimiento.
El problema es que, hasta en su caminar, a los del Ascenso y la Primera División se les nota incómodos. Todos hablan del tema Lobos, todos hacen conjeturas del tema Bravos.
La incertidumbre de sus logísticas al ser 19 equipos, y en el Ascenso no tener mucho valor, no los deja satisfechos. No están todos los directivos y la batalla de los poderes es visible. El acomodo del tablero de nuestra Liga vive momentos álgidos, donde el verdadero Juego de Tronos está en transparentar la Liga de todos los dueños y proyectos que siguen manchando y entorpeciendo elevar el nivel, proyectar el futbol femenil y digitalizar más los contenidos.
El tema de los 19 clubes, buscando 20 para dentro de un año, sería más fácil si se comprendiera que nuestro deporte consentido da para tener 16 equipos profesionales nada más. Al menos, si las cosas siguen así (y se ve que seguirán), con proyectos como el del Veracruz, que paga los 120 millones sin tener garantías de ser diferente, mismo caso que hicieron los Lobos BUAP , se ve muy complicado. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A la decadencia de la Liga.