Tenía que llegar el equipo importante a darle sentido a un torneo que carece de identidad.
Si bien es cierto que la aventura vale la pena para conocer un país distinto, que ansía ser parte cada día más de los gustos occidentales y que sueña en convertirse en la Meca (literal) del mundo del entretenimiento y de los negocios, que tendrá dos años más el mundialito, que por cierto pinta para desaparecer, pero que por contrato seguirá al menos dos ediciones más en los Emiratos Árabes Unidos, dista demasiado de ser un lugar para gozar de un evento futbolero con tan poco producto.
Me explico: mientras al Chivas vs el Kashima fueron sólo 4 mil aficionados, el Real Madrid metió 40 mil contra el mismo club japonés, con sólo 3 mil españoles en la tribuna.
El otro equipo que jugará la final ni siquiera participó en la liga de campeones asiática en su fase final, lo que le quita con todo (con todo y la hazaña vs River Plate ), seriedad para jugar dicho partido pomposo para ser campeón del mundo.
La manta del Equipo Rey del Mundo del Madrid, con una porra de marroquís y en otra esquina con niños árabes cantando el nombre de Bale, y de Isco, y con otro centenar de aficionados de la India con playeras pirata, justifica en algo el esfuerzo desesperado de sacarle más jugo a dos marcas globales como son el Barcelona y el equipo merengue en este torneo que cierra el año con equipos que ganaron sus ligas hasta dos años antes, como el América que podría regresar a un Mundial de Clubes en diciembre de 2020 con la mitad de los jugadores con los que le ganó al Cruz Azul la final.
En ese mundo del absurdo, el equipo de Solari saldrá de la crisis ganando un campeonato más, aunque sea tan disparejo y sin los equipos de Sudamérica que dejaron de competir. Eso sí, la afición del medio oriente entregará una tremenda Copa del Mundo en Qatar.
¡Bienvenidos, bienvenidos! Al día que por fin llegó algo de seriedad a un torneo hecho para ellos: ¡hala madreeee!
@EVonBeas