Póngale la canción de Christian Nodal a la columna: “Adiós amor, me voy, me fui y esta vez para siempre”... “cómo me duele perderte”... Ya entrados en cantos, todo parece indicar que las Águilas del América se despedirán de uno de los pilares en la segunda era de Miguel Herrera y, con esta salida del guardameta argentino, un buen porcentaje de las esperanzas sólidas del campeonato.

He escuchado, leído y debatido (vaya que se puso duro el tema con Miguel Gurwitz, Pollo Ortiz, Luis Castillo, Fantasma Suárez y Carlos Ponce de León) si es figura actual del equipo o el ídolo de las multitudes.

No podría responder eso. Lo que me queda claro es la relevancia que tiene en el plantel como líder, desde patear a un jovencito de fuerzas básicas en los entrenamientos hasta hacer que se coman los mocos los chicos del equipo —en una concentración— para subirlo en sus redes sociales.

Así como cobrar el penalti del gane y meterle actitud a los partidos duros, a los clásicos y las Liguillas.

Es un hecho, si Agustín Marchesín se va al Porto, sería una baja terrible para el Ame, que podría desestabilizar el proyecto del Piojo.

¡Bienvenidos, bienvenidos! Al día en que los americanistas cantan a todo pulmón el éxito de Nodal: “Aaaadioooos Marcheeee...”.

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