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“En algunos momentos de la Historia, la pasividad es un crimen,” sentencia Arturo Pérez-Reverte en su novela Sabotaje, publicada por Alfaguara, Penguin Random House, en octubre de 2018 en Madrid, España. Es una aventura de Lorenzo Falcó, en su tercera entrega, donde aparecen personajes emblemáticos como Picasso, Man Ray y otros, como Hemingway, que no consiguen camuflarse en los nombres con que aparecen. Esta vez Falcó trabaja en París en una doble operación. Una carambola de doble banda donde su frialdad, encanto e inteligencia lo pondrán en la ruta adecuada para llevar a cabo su misión con relativo éxito. Pérez-Reverte se las ingenia para punzar donde la intriga es más intensa, y en el caso de la primera frase, siento que dice mucho a los mexicanos que ahora vivimos momentos en que nuestro país está sufriendo tantas sacudidas que puede quedar invertido.
Falcó es llamado por su jefe para una reunión con ciertos personajes que están en la cumbre del poder. Todos tienen historias negras de las que consiguieron salir relativamente ilesos. Le cuentan que hay un intelectual francés, Leo Bayard, piloto y millonario, que financió y dirigió una brigada aérea que combatió contra los falangistas de Francisco Franco, que se acaba de retirar a su cómoda vida de París, pero al que hay que bajar del tren. Es un maldito héroe que podría ser un ejemplo para muchos ingenuos. Su pareja es Eddy Mayo, una ex modelo y fotógrafa profesional que fue amante de Man Ray. El agente viaja a París y se desenvuelve como Ignacio Gazán, millonario cubano propietario de plantaciones de tabaco, cuya familia es la creadora, nada menos que de los puros Montecristo, uno de los mejores aromas que uno puede disfrutar. Desde luego, los encuentros se dan en los mejores lugares. Gazán pasa por coleccionista de arte, eso lo lleva a una galería donde Mayo expone y compra una fotografía, y luego al estudio de Picasso, que en ese momento pinta uno de sus cuadros más famosos.
Bajo este ambiente de buen gusto, donde se puede comer y beber correctamente, y escuchar buena música, se mueve un submundo de intrigas del que Falcó debe sacar ventaja y los elementos que le faltan para llevar a cabo sus dos misiones. Mientras pasan los días, por supuesto que tiene muy poco tiempo, consigue crear la telaraña que lo aproxima a lograr sus objetivos. Advierte que esa misión no es ajena a los nazis, a los comunistas rusos, al Servicio Secreto francés, al MI6 de Inglaterra, y desde luego a los espías republicanos españoles. Lorenzo topará con cada uno de ellos y los utilizará en su beneficio, menos uno, que ya verán ustedes de quién se trata y cómo hasta el mismo agente se lleva una sorpresa. Sólo por si se han olvidado, les recuerdo que Arturo Pérez-Reverte es un maestro, y lo deja notar en cada novela. Su literatura es el juego de la vida. Escribe de lo que importa, de lo que explica por qué el mundo permanece en un estado de incertidumbre que nos empuja a una catástrofe que no terminamos de entender. ¿Al parecer cada vez dependemos más de personas como Falcó? Frías, calculadoras, sin ideología o escrúpulos y con un auténtico gusto por la buena vida. Algo parecido a James Bond. ¿Usted qué opina?
Sabotaje es un perfecto mecanismo estético que no tiene desperdicio. Es absolutamente emocionante. Quizá usted pueda controlarse un poco en las atmósferas amorosas o en las conversaciones de sobremesa, pero no será demasiado. Es una novela concebida para mantenernos en “el filo del cuchillo”, como le gusta a Falcó, ya que esa sensación le produce “una lúcida felicidad.” Hay tres expresiones que el autor atribuye a Picasso, que era un artista capaz de expresar ideas perturbadoras. A reserva de que las ubiquen en la novela, me refiero a: “Un cuadro es una mentira de alta calidad”, como las que se dicen los amantes. “Un cuadro es la suma de sus destrucciones”, palabras de un crítico postmodernista. “Antes de morir, las obras procrean.” Opinión de un novelista que ha descubierto un equilibrio entre leer y escribir. Tropecé con algunos enunciados que merecen al menos un escalofrío: “Donde hay un hombre puede haber delito”. “Quien pierde a una mujer que le acaricia la espalda no sabe lo que gana”. “La cólera de los idiotas llena el mundo”. En fin, los que aman los buenos libros estarán encantados con esta novela y, queridas lectoras, ya saben que Arturo es un experto en crear universos para ustedes. Ya me contarán, y que en el 2019, la salud, el dinero, el amor y los buenos libros estén siempre con nosotros.