La obra que tiene como personaje principal a Winston Churchill se reestrenó el pasado lunes 11 de febrero en el teatro Helénico, como parte del programa Éxitos del Helénico, y estará todos los lunes y martes hasta el 16 de abril del presente año en el escenario de Avenida Revolución 1500. En la noche mágica en que actores, iluminadores, maquillistas, técnicos de sonido y público se encontraron, se produjo una atmósfera de exaltación que pensamos que todos deben compartir. Sergio Zurita volvió a ponerse los zapatos de Churchill y los espectadores vivimos asombrados esos tres días en que los ingleses decidieron que debían enfrentar a Hitler, cada tanto orientados por Fernando Bonilla, impresionados por el carácter de los personajes para analizar una realidad extrema y arriesgar lo necesario, en una situación de desasosiego que Luis Miguel Lombana define muy bien en una frase brutal que expresa casi al final de la obra.
Queridos amigos, tienen que dejarse estremecer, permitir que este grupo de actores profesionales los hagan flotar en su butaca, experimentar el sentimiento de que recuperan una pequeña porción de la Historia en la que Ben Brown, el autor, se basó y pone ante nuestros ojos con decisión, y la certeza de que hay momentos en que los seres humanos no debemos olvidar a los personajes que han contribuido a moldear el mundo en que vivimos. José Carlos Rodríguez es un perfecto Halifax, el fuerte opositor de Churchill que representa a gran parte de los conservadores de ese tiempo. No dejen que las distancias les arrebaten la experiencia de ver actuar a Miguel Conde, a Pedro Mira, a Juan Carlos Beyer, a Arnaud Charpenter, a Alberto Lomnitz y a José Carriedo. Cada uno de ellos empeñado en crear momentos significativos para ese provocador rompecabezas de tiempo, que es la obra. ¿Qué todo tiempo pasado fue mejor? Ya me contarán su experiencia después de ver esta puesta de escena, en la que Lorena Maza no deja cabos sueltos y consigue una amalgama estética donde al final los valores humanos son colocados más allá de los intereses de los partidos.
Los mexicanos somos aptos para besar el infinito, es lo que pensé mientras el elenco me daba un respiro y escuchaba, en la segunda parte, a la diva Marlene Dietrich y dejaba que las luces, el escenario y la presencia de la mesa donde el gabinete de guerra se reuniría para decidir, para mí un personaje más, despertara mi expectación más profunda sobre lo que allí iba a suceder, y que es parte de la historia que Brown desarrolla. Londres con su lluvia y sus calores de mayo, tomaba su lugar en la escenografía creada por Sergio Villegas, y en el público la tensión se apoderaba de las uñas y todos se las querían morder, o mínimamente apretarse las manos para controlar ese demonio que nos tenía atados al escenario y a lo que allí sucedía. El teatro es importante, sobre todo si se alimenta de historias provocadoras y bien representadas; eso lo sabe bien Jesús Zúñiga, quien ahora es el responsable de ese espacio tan querido de la Ciudad de México. Quien no ha ido al Helénico no conoce México. Y por supuesto ha estado presente Sergio Mayer, de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, por cierto, lo acompañó su esposa que está guapísima.
Cuando la vieron, Martí Bartres no pudo resistir, se chutó la función sin parpadear y reconoció su pertinencia política; Javier Solórzano, siempre presente en el trabajo de los amigos, expresando con claridad su opinión sobre el aspecto artístico; Denisse Dresser señaló las virtudes históricas de la pieza e invitó a no olvidar el país donde vivimos; Leonardo Curzio hizo una rápida disección de la puesta en escena y mostró sus conocimientos de lo que se resuelve tras el telón. Como es del dominio público, la obra fue producida por la Sociedad Artística Sinaloense, una organización sin fines de lucro con sede en Culiacán, dirigida por Leonor Quijada Franco, una mujer con más de veinte años contribuyendo a la culturización de México. Por si no lo saben, hay muchas ciudades en el país donde se han generado propuestas artísticas de alta calidad capaces de conquistar a todos los públicos, y desde luego, para muchos la tentación mayor es el de la Ciudad de México. En fin, no se pierdan 3 días en mayo, les va a tocar el corazón, estoy seguro; si no, ya me contarán. Ah, por cierto, hoy es martes y hay función a las 20:30.