Todavía no es presidente electo y AMLO ya habló por teléfono con Donald Trump.
Se reunió con los empresarios anti-Peje más ricos de México (Ramírez, Baillères, González y compañía; hasta publicaron un video para sumar esfuerzos).
Platicó con concesionarios de medios de comunicación favorecidos o a quienes les ha ido bien en el actual sexenio.
Se encontró con el propio Enrique Peña (donde quiso y como quiso, en Palacio Nacional).
Cambió al gabinete previamente anunciado (Marcelo Ebrard, ojo, llegará a ocupar el puesto de Videgaray).
Y hoy hombres y mujeres del más alto perfil (donde se incluye a próximos secretarios de Estado) mantienen un encuentro con representantes de primer nivel del gobierno estadounidense.
Está aprovechando al máximo el bono electoral del 53% de la votación, del tsunami Morena en toda la República y de la composición del futuro Congreso de la Unión. (La ciudadanía lo premió hasta con la posible pérdida de registro del PES. Ganó alianza sin necesidad de negociar con un Encuentro Social crecido.)
Los reflectores están en él. Pocos ven a EPN (al lame duck, como dicen los americanos).
Le restan cuatro meses y medio a la actual administración, pero la nota, la agenda, las miradas están puestas en las palabras, los gestos y actos del tabasqueño.
López Obrador vive una preluna de miel. Esa que otorga, ahora sí y con todo, el poder real.
Nada más hay que recordarle que uno de los factores que lo llevaron a la victoria fue el hartazgo de la gente y la esperanza de un cambio. Existen pendientes que los electores no olvidarán. Mucho menos luego de la alternancia.
Ahí siguen los estragos de la Casa Blanca de Peña Nieto (¿lo habrá conversado con Joaquín Vargas?), las Empresas Fantasma de Veracruz (¿irá a fondo ahora que llegue Cuitláhuac García o mantendrá diálogo con Duarte?), #GobiernoEspía, #LaEstafaMaestra, Odebrecht, Ayotzinapa… más lo que se acumule en estos meses (no tarda en conocerse la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el caso de #LasMujeresDeAtenco, por ejemplo).
Aquí lo continuaremos comentando, registrando e informando.
Hasta que la impunidad deje de ser regla.
RAZONES Y PASIONES. Confirmo lo dicho en este espacio: el premio a la revelación “Elecciones 2018” es para Tatiana Clouthier.
Su participación en la campaña sorprendió. Su encomienda, como externa del Movimiento de Regeneración Nacional, fue clave para el propio partido. Su voz valió y se fortaleció. Sumó presencia en la esfera pública.
Esta semana (junto con Zoé Robledo) fue la encargada de entablar diálogo con la red de organizaciones para una #FiscalíaQueSirva y #VamosPorMás.
Este colectivo no vio reflejadas sus valiosas propuestas en los planteamientos de Andrés Manuel. La tensión creció.
El riesgo de continuar con una procuración de justicia a modo del Ejecutivo —que lo mismo pueda ser usada como brazo político que como tapadera— es un riesgo que no se puede correr más.
El encuentro fue fructífero.
Ambas partes reconocieron la apertura y se comprometieron a mantener la dinámica democrática.
Buenas noticias.
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