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Ayer dio su último informe como Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, Luis María Aguilar.
La tensión con la llegada de López Obrador fue inocultable.
La confrontación por la reducción de percepciones está en curso.
En su mensaje, Aguilar Morales recalcó: “Para el ejercicio digno de nuestra función, lo primero es defender nuestra independencia, real y absoluta”.
Qué bueno que mencionó tan importante condición. Es lo que ciudadanos han pedido durante años, frente a la designación de cuotas y cuates.
¿Está en riesgo la división de poderes ante el intento de imposición de un tabulador burocrático único a lo largo y ancho del territorio por parte de Andrés Manuel?
No lo creo. Es una lucha que se encuentra dentro del ámbito legal y democrático. Hasta ahora.
Ambas partes estiraron la liga “conforme a derecho”. Agregaría al Congreso. Que cual “Paje Florín”, acompañó con su mayoría morenista los deseos de AMLO.
Los tres Poderes de la Unión llegaron al límite con la famosa Ley Federal de Remuneraciones de Servidores Públicos:
1.- López Obrador, retomando lo que dice la Constitución, quiso que ningún funcionario gane más que él: 108 mil pesos mensuales.
Sin duda, se agradece el combate directo a lo que nombré en este espacio como “la generación del atraco”. Pero, paradójicamente, al predicar austeridad incurrió en excesos.
¿Es él quien debió fijar su propio salario? ¿Hacerlo extensivo a todos los servidores de la nación? ¿Si en dos meses decide que requiere más? ¿O menos? ¿Fueron tomadas en cuenta las prestaciones del Ejecutivo para fijar las percepciones del resto?
Me parece que tiene que ser un ente independiente, técnico, conocedor, el que determine los ingresos. E impactos y alcances. No un mandatario.
2.- Los legisladores, atendiendo los anhelos de Andrés Manuel, desempolvaron un proyecto de ley y sin mayor actualización lo lanzaron para su votación. A sabiendas que sería impugnado a las primeras de cambio. Así ocurrió. Llovieron los amparos y se interpusieron ante la Corte dos controversias constitucionales.
3.- Aquí entra en acción el Poder Judicial. Que se convirtió en juez y parte, ni hablar. E hizo su entrada en el espectáculo de los abusos.
Los escándalos peñistas fueron, por fortuna para jueces, magistrados, consejeros y ministros, cortinas acaparadoras de atención.
Hoy, la vista ya está en ellos. Las discusiones sobre el nepotismo y sus sueldos muestran poco apoyo social y mucha exigencia para que moderen lo que se auto adjudican. La gente quiere más justicia y menos desigualdad.
Entre bonos, primas, pensiones, apoyos, aguinaldos, reconocimientos, seguros, viáticos, ayudas, pagos, compensaciones, gratificaciones, se tomaron muy en serio eso de ser un grupo selecto.
Para colmo de males, surgió en estos días un magistrado al más puro estilo Deschamps. Fanfarroneando a través de fotografías, mostró sus Rolex, habanos, perritos y vehículos. Se hizo viral. Lo llamaron #LordMinistro.
Para añadirle emoción (o confusión) al momento, no sólo están midiendo fuerzas con el Legislativo y el Ejecutivo, también enfrentan una batalla interna.
En enero elegirán a un nuevo Ministro Presidente, principal responsable de ejercer el presupuesto y la vigilancia. Además, llegarán las o los suplentes de José Ramón Cossío y Margarita Luna Ramos.
Ahí sí, está en juego la autonomía y la calidad del máximo tribunal del país. Por lo pronto, nada para nadie. Bienvenido el equilibrio de poderes.