Elisa Alanís

Cambios en Televisa. ¿Por qué se va Emilio Azcárraga?

La prueba de fuego que tiene Televisa va más allá. Está en la conversión, en la televisión restringida, en la web, en Netflix, en Amazón. En mantener y atraer a los más jóvenes, a los millennials

27/10/2017 |01:01
Redacción El Universal
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Para los políticos que menosprecian las redes sociales y la acción ciudadana informada y activa que se genera en ella, deberían voltear a ver lo que está pasando en Televisa.

Emilio Azcárraga Jean deja la dirección general y se queda como Presidente del Consejo.

Las nuevas generaciones, y las no tan nuevas que hacen suyo el cambio tecnológico, marcan la pauta.

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Aquellos años en donde TV Azteca se mostraba como “la” competencia de Televisa quedaron muy atrás. La época cuando los adultos esperaban el noticiario de Jacobo Zabludovsky para enterarse de lo que sucedía en México y el mundo, parece prehistoria.

Internet transforma al mundo.

También a la industria que forjó a Chabelo, a Los Polivoces, a Catalina Creel, a María la del Barrio, al Chavo del 8, a Raúl Velasco, al Tío Gamboín.

El Mundo de Juguete se transformó en Black Mirror.

La competencia de Televisa no es la empresa del Ajusco, mucho menos Grupo Imagen. No lo son en cobertura. Tampoco en “la aldea” digital.

La prueba de fuego que tiene Televisa va más allá. Está en la conversión, en la televisión restringida, en la web, en Netflix, en Amazón. En mantener y atraer a los más jóvenes, a los millennials.

De ese tamaño es el reto.

Lo saben. Por lo menos desde hace un año que ya había sido tema en el Consejo la salida de Emilio Azcárraga como director general.

¿Qué hará de aquí en adelante?

Eso de que sólo verá por su fundación y por las Águilas del América es falso.

Se dedicará a la expansión global del grupo. A dar la batalla en todas las plataformas.

Recordarán que uno de los sueños de su padre, El Tigre, era precisamente la compra de Univisión. Tendrá que concretarlo. La FCC y el Departamento de Justicia de EU aceptó en enero que Televisa aumente hasta en 49% su participación. Ahora se deben poner de acuerdo en los pesos y centavos, en los dólares.

Azcárraga deja en la operación del día a día en México a sus más cercanos. A sus cuasi hermanos: Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia. Digamos que se oficializa mucho de lo que ya realizaban. En la oficina de la presidencia estaban Emilio, Bernardo y Alfonso. La vicepresidencia ejecutiva se convierte en este co-CEO.

La televisora vende contenidos a 80 países que se traducen en 17 idiomas y es el primer productor de habla hispana. La lucha por crecer en Estados Unidos, América Latina, en redes, con Sky, con Blim, etcétera, apenas comienza.

¿Lo logrará?

Por lo pronto, mientras los empresarios más poderosos de México tienen en la mira el futuro que los alcanzó, la clase política sigue atrapada en el siglo pasado. Viviendo cómodamente de nuestros impuestos y creyendo que puede controlar las noticias con un gasto multimillonario de publicidad oficial en medios tradicionales.

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