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De acuerdo con la Real Academia Española, la creatividad se define como la facultad de crear o la capacidad de creación. Para Wikipedia, la creatividad es un proceso en el cual una persona forma o crea algo nuevo y posiblemente valioso (para una comunidad). El elemento creado puede ser intangible (como una idea, una hipótesis científica o una composición musical) o tangible (como un dispositivo electrónico, una obra literaria o una pintura). Varias disciplinas científicas se han interesado en estudiar el fenómeno de la creatividad, entre las que destaco la psicología y las ciencias cognitivas. Asimismo, la educación, la ingeniería y otras profesiones se han interesado en estimular los procesos creativos.
La noción de creatividad se originó en la cultura occidental con una concepción de inspiración divina. En la tradición judeocristiana, la creatividad se entendía como una cualidad única de Dios; no se consideraba que los humanos tuvieran la capacidad de crear algo nuevo, excepto “como una expresión de la obra de Dios”. Fue durante el Renacimiento que la creatividad se consideró como una habilidad de los grandes hombres (genios), cuyo mejor ejemplo fue Leonardo da Vinci.
En el siglo XVIII, la noción de creatividad (especialmente la estética) se vinculó con el concepto de imaginación. Como tema de estudio, la creatividad se empezó a estudiar a inicios del siglo XIX; y, a mitad de siglo, la psicología hizo una distinción entre pensamiento convergente y divergente. Mientras que el primero implica buscar una solución única y correcta a un problema, el segundo requiere de la generación creativa de respuestas múltiples a un problema. El pensamiento divergente a veces se usa como sinónimo de creatividad en la literatura de la psicología, aunque no necesariamente es lo mismo.
En el campo educativo, algunos investigadores sugieren que la educación convencional es inapropiada para estimular la creatividad de los escolares, ya que los docentes no fomentan la imaginación de sus estudiantes. Estimular la imaginación en todos los grados escolares, pero especialmente en el preescolar y la primaria, resulta muy relevante si tomamos en cuenta que la tecnología está avanzando a un ritmo vertiginoso y que se necesitará la solución creativa de problemas para enfrentar nuevos desafíos tecnológicos y sociales. Además de ayudar a solucionar problemas, la creatividad también facilita a la identificación de problemas nuevos.
La promoción de la motivación intrínseca y la solución de problemas son dos áreas donde los educadores pueden fomentar la creatividad de sus estudiantes. Los escolares son más creativos cuando consideran que una tarea es intrínsecamente motivadora, valorada por sí misma. Para promover el pensamiento creativo, los educadores deben identificar qué motiva a sus estudiantes y estructurar la enseñanza a su alrededor. Enseñar a los alumnos a resolver problemas que no tienen respuestas bien definidas es otra forma de fomentar su creatividad. Esto se logra al permitir que los alumnos exploren problemas y los redefinan, posiblemente aprovechando un conocimiento que al principio puede parecer ajeno al problema para resolverlo. En la educación superior, la mentoría de los estudiantes (por especialistas altamente capacitados) es una manera de lograr fortalecer la creatividad en campos especializados del conocimiento.
La creatividad es una competencia escolar que ha tomado gran importancia en las llamadas habilidades del Siglo XXI, junto con el pensamiento crítico, las habilidades comunicativas, el trabajo en grupo y a distancia, las competencias digitales y el dominio de varios idiomas. Por ello, el Educational Testing Service (agencia estadounidense que desarrolla el TOEFEL, el SAT y el GRE, entre muchas otras pruebas) tiene años estudiando la manera de medir la capacidad creativa de los estudiantes que desean ingresar a las instituciones de educación superior. Asimismo, el programa PISA de la OCDE se encuentra desarrollando una manera de evaluar las competencias creativas de los estudiantes, que forme parte de los tres campos cognitivos que evalúan tradicionalmente: ciencias, matemáticas y lectura.
Sería deseable que el nuevo secretario de educación, Esteban Moctezuma Barragán, tomara conciencia que la creatividad ha sido uno de los grandes ausentes en el sistema educativo mexicano y que su incorporación curricular tendría grandes beneficios, no solo para los estudiantes, sino para el país en sus diversos ámbitos.
Expresidente de la Junta de Gobierno del INEE