En las redes sociales, se ha hecho viral la negación de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la solicitud de dos investigadoras del Colegio de la Frontera Sur para participar en congresos internacionales. Lo anterior, como consecuencia del memorándum que emitió para que los viajes al extranjero cuenten con la autorización del presidente (ahora del CONACyT ); medida que se ha empezado a implementar en las instituciones del gobierno que realizan actividades de investigación científica, tales como el CINVESTAV y el COLMEX , entre muchos otros. AMLO declaró recientemente que, hasta la fecha, se ha rechazado aproximadamente 80% de las solicitudes de viajes al extranjero y que, en estos tiempos de austeridad, los investigadores nacionales deben tomar en consideración que no es necesario trasladarse a otros países para cumplir con sus funciones. Que ello se puede realizar desde México, haciendo uso de Internet
Ante esta imposición, la comunidad científica del país ha manifestado su indignación pues considera que, no solamente se ha limitado el financiamiento a las instituciones de educación superior, sino a toda la actividad científica del país. Igualmente, percibe un atropello al derecho de movilidad de los científicos para difundir en el extranjero los resultados de sus actividades de investigación y para estar a día de lo que consideran la punta del conocimiento y la tecnología en el mundo.
Dado que AMLO opina que los investigadores nacionales se han acostumbrado a vivir en un mundo de privilegios, donde es común viajar al extranjero para hacer turismo, revisemos cuál es la utilidad o beneficio que reporta al investigador (y, con ello, a la institución a la que pertenece y al país) su participación en los congresos científicos internacionales. Aunque no hay mucha literatura sobre el impacto de los congresos científicos en los investigadores, muchos autores coinciden en que la presentación de trabajos científicos en eventos de importancia tiene cuatro tipos de efectos positivos. Primero, se mejora la posibilidad de publicar en una revista científica de prestigio mundial, pues el trabajo de un investigador se beneficia de los comentarios que reciba, al tiempo que los autores se dan a conocer entre los editores de revistas científicas. Segundo, se acredita la calidad de la investigación realizada, ya que los buenos congresos cuentan con procesos estrictos de selección de ponencias. Tercero, los investigadores nacionales extienden sus relaciones académicas y sociales con investigadores de talla internacional, que trabajan temas de la misma especialidad en otras instituciones científicas. Cuarto, los investigadores se ponen al día de los avances científicos que ocurren en distintas partes del mundo. Por lo anterior, es obvio que la cantidad y calidad de los beneficios que se derivan de la participación en congresos será proporcional a la importancia científica del evento.
En este mismo tenor, Ruy Pérez Tamayo ̶ profesor Emérito de la UNAM, miembro de El Colegio Nacional, de la Academia Mexicana de la Lengua y del Consejo Consultivo de la Ciencia ̶ considera que “…la única forma como los congresos científicos contribuyen al desarrollo de la ciencia es facilitando el encuentro de los investigadores interesados en problemas similares y el libre intercambio de sus experiencias y de sus ideas.” Asimismo, opina que “…los congresos científicos no son otra cosa que reuniones formales (e informales) de investigadores activos en campos afines, deseosos de conversar con sus pares, de exponer sus ideas y sus resultados a la crítica de los demás, lo que inevitablemente los beneficia igual o más que cualquier otra forma de trabajo creador, como la meditación solitaria, el estudio en la biblioteca o la asistencia a cursos y conferencias”; yo agregaría, y la comunicación a través de Internet.
Queda claro que AMLO tiene una meta muy clara de su gobierno: reducir al máximo el gasto gubernamental, para poder invertir los ahorros en los grandes proyectos de su sexenio que él considera prioritarios. Sin embargo, no se da cuenta que empieza a trastocar uno de los ámbitos que son claves para resolver los grandes problemas del país y para desarrollar su economía de acuerdo con las exigencias del siglo XXI: la generación del conocimiento y la innovación tecnológica. Por ello, se requieren fortalecer las capacidades del país en la materia, no limitarlas.