Circula en diversos medios de comunicación la noticia sobre la renuncia del gobernador de Puerto Rico. Al ser considerado como un “Estado libre Asociado” de los Estados Unidos, es casi equivalente a una renuncia presidencial. El acontecimiento se debe a la divulgación de una conversión grupal que dicho mandatario tuvo con algunos de sus colaboradores a través de redes sociales, donde se hicieron comentarios inapropiados. Una simple conversación, que además pudo ser algo privado, motivó la renuncia del gobernador y de otros más. En México, en cambio, seguimos en una situación en la que conviven simultáneamente el descaro con la falta de aplicación de la ley, razón por la que los diversos actos de corrupción siguen impunes, aún cuando son del conocimiento colectivo.

Algunos personajes de la vida pública han tenido el decoro de renunciar a sus puestos cuando se ha ventilado públicamente el uso inadecuado de recursos públicos. Lo mismo ha ocurrido en otros niveles del servicio gubernamental, cuando se ha evidenciado un trato reprochable hacia parte de la población que reclama servicios públicos de calidad. El sector privado no se salva de lo mismo, por lo que aquellos que prestan un mal servicio también han sido puestos en evidencia y han perdido el trabajo. El común denominador a todos los casos son las redes sociales. Que ahora cualquier persona con un celular pueda poner evidencia a servidores públicos, empresarios privados o políticos solo es una muestra de que la sociedad está cambiando. Lo que es trágico es que en múltiples ocasiones los poderes oficiales, ejecutivo, legislativo o judicial, no hagan su trabajo y se vean forzados a actuar hasta que el poder fáctico de las redes sociales los ha obligado.

El poder judicial ha dado mucho de qué hablar en los últimos días. Lo que circula en medios es que han otorgado amparos y suspensión de órdenes de aprehensión a personajes vinculados con actos de corrupción. Es altamente probable que los responsables de dar seguimiento a estos casos no hayan elaborado adecuadamente la querella, pero la lectura de parte de la población es que el poder judicial está coludido con personajes corruptos, pero ricos y poderosos. Las redes sociales no perdonan, tanto es así que por dicho medio se ha dado un linchamiento mediático a jueces y magistrados.

El soporte tecnológico de las redes sociales está cambiando a la sociedad. Si bien por un lado se pueden crear tendencias absurdas, como en su momento lo fueron los XV años de Ruby, por otro se pueden ventilar actos de corrupción o malos tratos de servidores públicos y privados. Los medios de comunicación tradicionales como TV o radio han perdido espacio ante las redes sociales. La tecnología está ayudando a tener una sociedad más crítica, a la que los gobernantes deben responder.

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Al escribir estas líneas no se han hecho públicos los datos sobre el desempeño económico del país durante el mes de mayo. La gran mayoría de los analistas económicos, así como bancos y organismos internacionales han reducido el pronóstico del crecimiento económico. A lo anterior se suma la caída de los cotizantes en el IMSS. Tal vez este último dato es el más duro de todos, sin embargo, el propio instituto señaló que conjuntamente con la caída en el número de trabajadores afiliados, se dio un incremento en el sueldo promedio de cotización; esto implica un encarecimiento del trabajo. Cualquier producto cuyo precio se incrementa es altamente probable que sea menos demandado; el trabajo se encuentra en dicho caso: al subir el sueldo, se podría contratar a un menor número de trabajares, lo que ayudaría a explicar la baja reportada por el IMSS. En pocas palabras, la desaceleración de la economía podría no ser tan dramática. Al leer estas líneas, el INEGI seguramente ya habrá hecho públicos los datos sobre el desempeño económico, con tales cifras sabremos si sólo es desaceleración o estamos en el umbral de una recesión.

Coordinador Académico de Negocios y Finanzas de la UDLAP Jenkins Graduate School.

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