César Güemes

Perico, el Payaso Loco: “Eso”

26/09/2017 |00:51
Redacción El Universal
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Que dice que no, que por ese aro no pasa, que no da la patita a torcer y que no quiere galletas.

Se vale. Faltaba más.

Perico, el Payaso Loco, quien justo ahora celebra 40 años de trayectoria en los escenarios pone cara de “gracias, pero no, gracias”, en cuanto oye hablar del libro y la cinta Eso, que desde su país de origen hasta el nuestro y centenares de fronteras más allá ha cautivado a millones de personas gracias a la figura justamente de un payaso, el inolvidable Pennywise.

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—Tu trabajo actoral, mucho más allá de lo que podría suponerse, no consiste en que el público se ría contigo, sino en que perciba la felicidad. Es tarea casi de un terapeuta.

—Eso es muy parecido a la idea que he tenido como payaso desde que me percaté de que si un niño ve felices a sus padres, o a quienes funjan como tales, los pequeños se contagian de esa felicidad. Pero también digo que lo primero que hago es sentirme bien como persona en escena, o lo intento: y si yo estoy bien, el público estará igual. Es una ley no escrita, pero real.

—La profesión se ha visto seriamente dañada no por payasos, sino por payasitos que con las nuevas tecnologías “suben” videos con tonterías.

—No es necesario hacer caso de esas payasadas, sino trabajar en la creación y presentación de nuestro trabajo. Yo hago reír a quien esté de público en ese momento. Pero hay otras opciones y reconozcamos que muchas personas toman esos caminos distintos, es lo que buscan. Es respetable.

—Existe una fobia a la figura del payaso documentada médicamente. Sin embargo, temer a un payaso es como temerle a un vaso de agua de horchata.

—Bueno, aunque suene como que minimizo o no doy importancia al problema, creo que es el resultado de la mala suerte: la suerte de que un libro se haga famoso y la historia sea de payasos malditos. No he querido leer el texto y no creo que vea la cinta. Ni la he visto ni leído ni lo haré, creo.

—Pese a la fobia payasil, la taquilla no miente: la adaptación de la amplísima novela Eso, de Stephen King, llevada al cine, tiene un merecido éxito, como lo tuvo el libro. Entonces hay una contradicción porque el público paga por sentir terror ante un payaso.

—Ese es un asunto rarísimo de la humanidad, o, si lo meditamos un poco, tal vez muy lógico: efectivamente la gente paga por sentirse mal, porque si no: ¿qué hacemos viendo pelis de terror o de payasos de terror? ¿O votando por políticos que cada día nos hunden más, como hemos visto ahora con el terremoto del martes 19?

—¿Dirías que eres cercano al protagonista o al espíritu de una obra como Opiniones de un payaso, de Böll? ¿Determinó, así fuera un poco, tu trayectoria?

—No, el payaso de Böll tiene una vida muy dura o al menos más difícil que la mía. A mí la vida de payaso me ha tratado bien, hasta ahora. Pero sí es de los libros que se dicen de cabecera. Ahora, no fueron los libros los que me llevaron a ser payaso, sino un montón de personajes: El Piporro, Tintán, Cantinflas, Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton, el Gordo y el Flaco, Daniel Alcaraz y Madaleno, más los payasos profesionales que ya vi cuando decidí aplicarme para lograr ser otro payaso en el mundo.

—Este año cumples 40 de trayectoria, un motivo de celebración. Dime, por favor, que jamás usarás una nariz roja.

Perico, quien participará en el festival Clown, del Helénico, y el Quimera 2017, de Metepec, se ruboriza un poco por los tres años que echó mano del recurso, pero alcanza a recomponerse con entereza:

—No, nunca jamás.

@cesarguemes