A trancas y barrancas, a contraviento en un país que se reconforma apenas como nación lectora, era preciso ofrecer una alternativa hecha a medida de quienes producen libros, los promueven, los manejan. La Caniem —Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana—, a cargo de Carlos Anaya Rosique, tomó la delantera al respecto y creó la iniciativa Editamos (editamos.com.mx), cuyo nombre y apellidos son Centro de innovación y formación profesional para la industria editorial, por su parte, responsabilidad del maestro Arturo Ahmed Romero. En esa suerte de claustro para editores y libreros se encuentra Óscar Dávalos —comunicólogo, docente, con un cuarto de siglo de experiencia en la promoción literaria y de iniciativas culturales (el Festival Internacional Cervantino, por ejemplo)—, el encargado de las áreas de gestión de la innovación, la planeación y desarrollo de las estrategias de comunicación.

—Hasta ahora, Óscar, la formación tanto de editores como de libreros se daba en el sitio de trabajo. La iniciativa Editamos llega a cubrir las necesidades de profesionalización formal del sector. Es por lo menos peculiar que no existiera taxativamente un rubro igual.

—Sí, los editores se encargaron de formar todo un ejército de colaboradores que dieron esplendor al gremio durante décadas. Esa vocación formativa dio origen a la Caniem, y a través de su área de capacitación se atendían la necesidades de la industria, pero también de quienes buscaban incursionar en ella. Dos actividades ejemplifican la pasión de los editores en cuanto a la preparación y actualización: la Beca Juan Grijalbo, que está por cumplir 30 años, y el Diplomado en los procesos en la edición de libros, con casi tres lustros de labores.

—Habla de las diversas temáticas que ofrecen para quienes ya trabajan en la industria del libro o para quienes buscan especializarse.

—Editamos ha construido un árbol pedagógico que abarca todas las áreas de trabajo, desde la formación propedéutica hasta profesionalización, como el diplomado que menciono, y especialización, con una amplia gama de cursos y talleres en diversas materias. Una de las vertientes que necesita fortalecer el sector es el de la innovación, entendida más como un avance organizacional que como cambio tecnológico. Una labor de Editamos, en este sentido, es la denominada Innovar, un diplomado para la gestión de la innovación. Esa propuesta académica, dirigida a las industrias culturales en general, no existe en México más que aquí.

—La iniciativa Editamos se desprende de la Caniem y al mismo tiempo forma parte de ella. Es un aval que pesa.

—Es una ventaja tener ese respaldo, un prestigio que la nueva propuesta académica busca fortalecer y agrandar. Sobre todo porque aquí se integrará una coordinación de estadística, con estudios fundamentales del gremio, que será el vehículo natural para generar investigación y resguardo de toda la historia de la industria, además de una biblioteca especializada.

—Por lo que han propuesto y realizado en escasos seis meses, o menos, es muy claro que grupos o instituciones que deseen competir iniciarían con demora.

—Hay otras instancias que se ocupan eficazmente de la formación en el campo editorial. Más que señalar competidores, aquí buscamos alianzas para dotar de mejores opciones a quienes se interesen en el sector. Tenemos convenios con la UNAM, con el IPN, en las instalaciones de la Caniem se lleva a cabo una maestría en diseño editorial de la UAM y contamos también con un convenio con la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición (PEAC). En fin, el objetivo es sumar.

—Es imposible olvidar, lleguemos a esto por último y de una vez, que México no es un país de lectores, pero sí un sitio en el que la industria editorial florece: a lo largo del año hay numerosísimas ferias de libro en todo el territorio nacional aunque el índice de lectura no se mueve. Editamos ha de superar ese golpe contra la realidad.

—Es verdad, es un reto la formación de lectores. Los índices, aunque no son suficientes y tienen grandes rezagos, nos confrontan. Desde nuestra perspectiva, la profesionalización del sector conlleva avances en lo que se oferta al lector, desde nuevas formas de distribución de contenidos hasta mecanismos novedosos de promoción de la lectura. Hay un sector que es fundamental, y representa el eslabón más visible en la relación libro-lector: la librería. A través de iniciativas de formación, buscamos también la profesionalización de quienes comercializan el libro en la librería. Tenemos un convenio con el Indeli (Instituto de Desarrollo Profesional para Libreros), que se ha dedicado por años a la formación y profesionalización de quienes tienen en sus manos el que es hasta hoy el punto de venta más importante para los editores del país. Como gremio, la Caniem ha participado en diversas iniciativas de fomento a la lectura, tanto con autoridades de cultura y educación, como de instituciones privadas. El reto, es para todos.

@cesarguemes

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