Difícil pasar por alto que el cruce entre Croacia e Inglaterra en el Mundial de futbol de Rusia enfrenta al miembro de más reciente ingreso a la Unión Europea (Croacia fue admitida en julio de 2013 como el país número 28), contra el primer país en vías de abandonar el proceso de integración europeo, en virtud del Brexit. Apenas se abrían las puertas que los croatas llevaban dos décadas tocando, cuando los británicos dieron el paso pionero de abandonar la cancha (y según los partidarios del Brexit-duro, llevarse el balón).
Uno y otro campo verán el simbolismo político de que la selección croata incluye jugadores que son estrellas en ligas de diez países; solamente dos croatas juegan en equipos de la liga doméstica. Mientras, en el abarrote de enfrente, la totalidad de los que portan la playera de Inglaterra juegan en la Liga Premier, en su casa, pues. Así que el partido es entre un equipo que mira para afuera y el más cerrado de los que llegaron a Rusia 2018. En la cancha y en la política.
¿Qué tal vería Putin a Inglaterra en la final? Los gobiernos de Rusia y Gran Bretaña están enfrentados en la arena diplomática. Nada más odioso para Putin que coronar en su capital a los rivales. Desde hace meses, el gobierno británico anunció que como parte de las represalias contra Moscú por presuntamente orquestar asesinatos en su territorio, ningún miembro de la familia real estaría presente en la inauguración de la Copa del Mundo. ¿A poco todos los representantes del poderoso Estado inglés se van a perder la primera final a la que llegaría Inglaterra desde 1966? A lo mejor todas las esperanzas de Putin están en Croacia, para evitarse el Dobro pozhalovat!, que es como se dice en ruso “bienvenidos”.
El que ya tiene su lugar garantizado en el palco de honor en la Final es el presidente francés, Emmanuel Macron, rockstar de la política internacional, pero emproblemado cada vez más dentro de su nación. Les Bleus lograron mantener a raya a una de las mejores selecciones belgas de todos los tiempos. Los franceses se salvaron de su Waterloo futbolístico, con eso de que el Waterloo histórico está ahí, pegadito a Bruselas.
Que sea un digno cierre en un Mundial que no ha quedado a deber. Na zdorovie!
SACIAMORBOS. El problema de creer que para lograr un buen gobierno sin corrupción basta nombrar a un buen funcionario (por encima del diseño institucional, la autonomía, la ciudadanización) es arriesgarse a que si ese alguien se equivoca o peor aún, delinque, todo se va por un caño.
¿De verdad son tan honorables e independientes todos los que propone López Obrador para ocupar los cargos estratégicos que un enorme sector de la opinión pública ha peleado por empoderar de manera independiente? ¿De verdad puede tacharse de fresas y fifís a las organizaciones de la sociedad civil que impulsaron la #FiscalíaQueSirva, cuando incluye a ONG como el Centro Pro Derechos Humanos, puntal de la lucha a favor de los familiares de Ayotzinapa?
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