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Después de una larga arenga sobre los peligros del populismo, y precisar en cifras la desgracia económica que ha significado para varios países del mundo la adopción de este modelo político-económico, el presidente José Antonio Meade, banda tricolor al pecho, procedió a agradecer desde la máxima tribuna de la Cámara de Diputados a la amplia lista de mandatarios visitantes para su toma de posesión.
“Agradezco la visita de Ivanka Trump”, expresó Meade. Y los priistas saltaron de sus curules para aplaudir con fervor. Voltearon hacia el palco superior del recinto, donde estaba sentada la hija del presidente de Estados Unidos y agitando las manos la saludaban en plan fan.
A kilómetros de ahí, en el Hemiciclo a Juárez donde organizó una manifestación contra la toma de posesión de Meade, su ex rival en la carrera presidencial, Andrés Manuel López Obrador, soltó con furia: “es la máxima humillación, el presidente saludando a la hija del hombre que ha sobajado a nuestro país, que ha perseguido a los migrantes, que ha separado a familias mexicanas, que quiere dividirnos con un muro, y los priistas aplaudiéndole y saludándola, como focas de circo. Es la prueba del entreguismo que hemos venido denunciando”.
López Obrador fue más allá contra Meade. Le reprochó haber recibido al presidente sirio, Bashar al Asad. “Es que son lo mismo, la dictadura siria y la dictadura mexicana: allá pasaron de papá a hijo, aquí de Peña Nieto a Meade, que son como padre e hijo, y todos hijos de Salinas; allá millones de sirios han huido de su país por el hambre y la violencia, como aquí se van a Estados Unidos por lo mismo, pero ¿qué hizo el PRI en el Congreso? Aplaudir a Asad. Y le aplaudieron fuerte, eh. Así son los de la derecha, se juntan, se aplauden, se apapachan”.
El líder de Morena recordaba así el episodio en el Congreso en que, al saludar Meade a Asad, los aplausos y vítores priistas sofocaron los gritos de “¡a-se-sino! ¡a-se-sino!”, que coreaban los de Morena, recordando la represión a opositores sirios y la falta de democracia en esa nación árabe. Morena trató de desplegar una manta con la foto de Asad y la leyenda: “No eres bienvenido”, pero El Bronx priista corrió a manotearse con sus rivales para tumbarla y taparla con una tela blanca.
Terminado el acto, la cereza del pastel llegó en un tuit del veterano priista Heriberto Galindo Quiñones, quien a nombre de la mayoría preside la Cámara de Diputados y fue el encargado de imponer la banda presidencial a Meade. Escribió: “Desde la más intensa cercanía confirmé ayer que José Antonio Meade ha tenido una transfiguración: se mostró con una convicción profunda, más allá del poder y la gloria. Se reveló como un personaje místico, un cruzado, un iluminado. Sigámoslo y cuidémoslo todos”.
López Obrador finalizó contundente: “Lo que les he dicho siempre: el Ejecutivo es el Poder de los Poderes. La separación de poderes que tanto prometió Meade duró menos que un tuit. El presidente de la cámara legislativa, imagínense, arrastrándose ante el titular del Ejecutivo, diciéndole iluminado”.
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