Chicanada, mayoriteo, componenda, chanchullo, simulación, acuerdo en lo oscurito, politiquería, engaño, marranada, farsa, burla, impudicia.
Todas, expresiones usadas con frecuencia por Andrés Manuel López Obrador durante18 años para describir maniobras del PRI, el PRIAN, la mafia o la partidocracia como la que el martes permitió al verde Manuel Velasco colocarse por encima de la Constitución, ocupar dos cargos de elección popular al mismo tiempo, ser sustituto de sí mismo en la gubernatura de Chiapas que ocupó unos días su patiño y ser senador con licencia dejando para que le cuide la curul de aquí a diciembre su amigo priista hermano del gobernador de Oaxaca.
Borregos, beee beee, indignos, levantadedos, agachados, arrastrados, lacayos, pandilla, tapetes, genuflexos, tapaderas, alcahuetes, migajeros.
Todas ellas, expresiones usadas con frecuencia por los dirigentes, cuadros, militantes y legisladores del lopezobradorismo durante 18 años para referirse a los senadores y diputados del PRI que convalidaban con su voto, aun en contra de sus convicciones personales, maniobras como la que el martes le aprobó la mayoría morenista al gobernador-senador con licencia-mandatario sustituto-palero del presidente electo en la Conago-cacique cambiaconstituciones Manuel Velasco, del Partido Verde.
Y cinco verdes, uno de ellos falso indígena falsificador de documentos, se convirtieron en morenistas para asegurarle mayoría absoluta en la Cámara de Diputados al partido de López Obrador, ese que, juran sus coordinadores, no recibe línea de nadie, ni ahorita ni nunca.
En el primer minuto de la cuarta transformación, la aplanadora andresmanuelista guardó bajo tres llaves su discurso de 18 años de que representaban una nueva forma de hacer política, digna, pura, libre, consciente, sin trapacerías, sin amiguismos, sin dedo divino que los someta.
El poeta chiapaneco Jaime Sabines llegó en 1988 al Congreso como diputado plurinominal del PRI y le tocó la calificación de la elección presidencial que llevó al poder a Carlos Salinas de Gortari (en ese entonces no había tribunal electoral ni IFE o INE y la mayoría priista declaraba en la Cámara la validez de los comicios). Sentado en su curul, el poeta escribía en un cuaderno. La reportera Martha Anaya se le acercó curiosa y descubrió que hacía una lista de los insultos que usaban los legisladores de la izquierda en la sesión para referirse a los del PRI que convalidaban el atraco electoral. Llevaba más de cien epítetos.
Van los primeros dieciseis: ciegos, sordos, mudos, miopes, deshonestos, incapaces, ineptos, inconscientes, insensibles, cínicos, mafiosos, traidores a la patria, falsificadores, magos, alquimistas, burladores del pueblo.
El martes, el espíritu del poeta debe haber estado riendo a carcajadas en el Congreso.
SACIAMORBOS. Se confirmó oficialmente lo que le adelantamos en esta columna hace algunos días: había un tercer piloto en la cabina del avión de Aeromexico accidentado en Durango. La investigación determinó que “un tripulante desarrolló las labores de copiloto con el acompañamiento del comandante, hasta que éste le pidió los controles”.
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