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Es una vieja fórmula del neoliberalismo. Algunos países la han implementado en la educación, otros en las pensiones, algunos en servicios de salud y ahora, el gobierno del presidente José Antonio Meade hizo un doble lance que despertó una movilización social encabezada por Morena.
El secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, anunció un recorte de 50% al presupuesto de guarderías y estancias infantiles. El dinero restante se transferirá directamente a los padres de familia para que paguen la guardería de su preferencia, contraten a alguien para cuidar a sus hijos o lo den “a la abuela que va a cuidar, quizá mejor, a los niños, que las propias estancias infantiles”.
Otra vez en su naciente sexenio, una medida del presidente Meade generó un torbellino político y ciudadano.
En el Congreso, los legisladores de Morena y partidos coaligados pusieron un biberón en cada curul. Diputadas de izquierda y trabajadoras de San Lázaro convocadas por ellas, llevaron a sus bebés y niños pequeños al recinto para visibilizar que ahora no tendrán donde dejarlos. El diputado Gerardo Fernández Noroña subió a Tribuna con un chupón gigante y soltó: “Mira, Meade, no nos chupamos el dedo”.
El morenista Alfonso Ramírez Cuéllar, histórico dirigente del Barzón quien se opuso al recorte como integrante de la Comisión de Presupuesto de la Cámara Baja, denunció que la reducción de recursos no había tocado a las guarderías propiedad de la familia del dirigente del partido Verde y aliado electoral del presidente Meade, Jorge Emilio González Martínez, que fueron denunciadas recientemente por presunto desvío de recursos.
Mientras tanto, afuera del Congreso, se manifestaron empleadas de guarderías y madres de familia de una decena de estados del país. Encabezando la protesta, el dirigente opositor y ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, expresó que “el gobierno federal está privatizando la educación. No hay que olvidar que las guarderías y estancias infantiles son la puerta de entrada de los niños mexicanos al sistema educativo, ¿y qué está haciendo el gobierno? Quitándoles el dinero y dándoselo a cada quien, explotando el individualismo por encima del bien colectivo, promoviendo las guarderías privadas en lugar de que el Estado proteja a las familias”. Una enorme manta con la leyenda “No a la privatización de guarderías” enmarcó el acto.
El dirigente opositor aprovechó el escenario para abrir otro frente de ataque contra el gobierno de Meade: “ya nada más falta que también le encarguen al Ejército las guarderías, que los soldados les den la mamila a los bebés”. La gente estalló en carcajadas. “Nada más falta que este gobierno de derecha, este gobierno fascista, militarice las guarderías. Dénse cuenta: la Guardia Nacional es de los militares, el nuevo aeropuerto es de los militares, unas casas en Santa Fe las van a construir los militares, la compra de pipas la supervisan los militares, la contratación de choferes para esas pipas la hacen los militares... ¡hasta el plan de sembrar arbolitos se los encargaron a los militares! ¡Es una vergüenza!”, gritó enojado. Los asistentes respondieron con porras de “¡Las guarderías... no son Gendarmerías!”.
SACIAMORBOS.
Error de conteo en la insana imaginación: el de ayer fue el 11 porque “¡La madre!... tierra” fue el 10.
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