Se sentó frente a las cámaras y, a diferencia de todos los líderes mundiales a los que he tenido el privilegio de entrevistar, al portugués Antonio Guterres, nuevo secretario general de la ONU, no le corría ninguna prisa.
Interrumpió al productor que daba el conteo 4, 3, 2… para iniciar la grabación porque quería terminar de recordar lo que conoce de México desde sus viajes en la década de los ochenta, en perfecto español.
En el aire, con su índice, iba dibujando la geografía patria: Ciudad de México, Querétaro, San Miguel de Allende, Guanajuato, Ixtapa, Acapulco, Puebla, Taxco, Oaxaca, Veracruz, Mérida. Dijo que quería explorar las ruinas precolombinas y fue enlistando, de memoria, los sitios arqueológicos y las culturas a las que pertenecieron: Teotihuacán, Tula, Mitla, Monte Albán, Chichen Itzá, Uxmal. Me apantalló.
Fue primer ministro de Portugal y luego presidente de la Unión Europea, de donde saltó a la ONU, primero como alto comisionado para los refugiados (ACNUR) y desde este año secretario general, en lugar de Ban Ki Moon.
Como mandatario coincidió con Ernesto Zedillo e impulsaron juntos el TLC entre México y la Unión Europea. Conoce bien a México, a su sistema, al PRI, desde que encabezó la Internacional Socialista.
Además, México es en la ONU un jugador mucho más importante de lo que imaginamos los mexicanos. Me quedó claro ayer, cuando concedió a un medio de comunicación mexicano una de las primeras entrevistas.
Llegó a encabezar la ONU tras vencer en un proceso electoral inédito: por primera vez en la historia el secretario general no fue nombrado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, sino a votación de todas las naciones representadas en la Asamblea General.
Cuando terminó de recorrer el país, Guterres dio luz verde a la entrevista: “la vamos a hacer en portuñol, ¿no?”, guiñó. Y abordó los temas.
DACA. Espera que no sea una bomba de tiempo de seis meses, sino que en ese lapso se solucione el problema desde un Congreso estadounidense que tenga la “inteligencia de preparar un programa que permita una transición”.
Condenó el muro de Trump: “Los muros no solucionan el problema... Hay mucha gente que está explotando los miedos”.
Condenó también a Corea del Norte y pidió que la comunidad internacional forme “un dique” contra ese país. “Estamos en una situación muy peligrosa, muy peligrosa... Lo más peligroso es esta escalada —uno hace una cosa, el otro hace otra—, y de escalada en escalada se puede llegar a una situación de conflicto que puede ser una tragedia horrorosa”.
En Venezuela pidió diálogo entre las partes, con democracia y sin intervención extranjera. “Estamos en una situación gris, donde están aconteciendo muchas cosas que son muy preocupantes”.
SACIAMORBOS. La próxima semana se celebra la Asamblea General de cada año en la ONU. Y en ese marco, se van a reunir los once cancilleres de los once países latinoamericanos que presionan a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ante su abandono de la vía democrática. Se prevé que el asunto suba de la OEA a la ONU. No es poco salto.
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