En la Auditoría Superior de la Federación están escandalizados. Lo que han descubierto en la gestión de Rosario Robles al frente de la Secretaría de Desarrollo Social los tiene mitad ocupados mitad indignados:
Un esquema perfectamente organizado, minuciosamente orquestado, para desviar miles de millones de pesos de recursos públicos que, según sus primeras indagatorias, terminaron en dinero en efectivo, inmuebles de todo tipo y un buen número de depósitos a cuentas bancarias privadas.
“Estos no son desvíos, esto es un cártel”, me dice con enojo una fuente de alto nivel en la Auditoría Superior de la Federación (ASF) con pleno acceso al derrotero de las investigaciones. “Es una maquinación para engañar y robar”, agrega.
Algunos de estos métodos ya han sido revelados y constituyen materia de denuncia y hasta de investigación de la Secretaría de la Función Pública . Otros me resultaron novedosos, como uno en el que —me dicen un mismo— “entregable” (se llama así al objeto de la contratación a un privado, sean unas casas, un estudio, unas despensas) aparece justificando un sinnúmero de erogaciones. Es decir, y para ponerlo en términos coloquiales, una misma despensa la paga veinte veces el gobierno a veinte distintos proveedores (fantasmas casi todos), pero sólo uno se entrega realmente.
El principal sospechoso de ser el operador de todos estos presuntos fraudes al erario sería Emilio Zebadúa , cercanísimo a Rosario Robles, su oficial mayor primero en Sedesol y ahora en Sedatu, ex consejero del entonces IFE, hace años identificado como uno de los operadores y defensores de Elba Esther Gordillo , símbolo de la corrupción en el país.
Frente a los repetidos cuestionamientos en su contra, la secretaria Robles siempre contesta que es inocente, que se ha puesto a disposición de la PGR para que la investigue y que hasta la Secretaría de la Función Pública está indagando su administración. Va más allá: niega que la ASF hable de “desvíos” en su gestión (hay documentos oficiales en los que la Auditoría usa esta palabra para enmarcar sus dudas y cuestionamientos hacia la Sedesol cuando era encabezada por Rosario Robles).
La ASF está en la recta final de sus investigaciones. Está hurgando con especial ahínco para determinar exactamente dónde fue a parar todo el dinero. Si acredita frente a un juez sus sospechas, será una bomba política.
SACIAMORBOS. Hace una semana publicamos en estas Historias de Reportero el caso del presunto desvío de dinero que señala al presidente de la Concanaco, Enrique Solana. Él citó a conferencia de prensa de urgencia para responder. Pero no presentó un solo documento para contrarrestar los que nosotros sí exhibimos y que trazan cómo 22 millones de pesos que se supone eran para apoyar a pequeños y medianos empresarios, pasaron por una empresa fachada hasta un prestanombres. Hace una semana dijeron los de Concanaco que nos darían los documentos que probarían su inocencia. Pidieron dos días. Ya va una semana y “aún nada”, contestan, por más que insistimos.
Por cierto, me hablaron los del CCE para deslindarse de Solana.
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