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Este artículo no va a gustar a los fanáticos de Andrés Manuel López Obrador. Tampoco a sus más conocidos y estridentes voceros. Y romperá con uno de los ejes fundamentales del discurso de victimización al que recurre frecuentemente el candidato presidencial de Morena-PT-PES.
Pero la verdad es que el precandidato que más aparece en los medios de comunicación es López Obrador. El famoso “cerco informativo” de la “mafia del poder” que, según la retórica lopezobradorista, bloquea la aparición de su movimiento en los medios de comunicación. Todo mundo lo sabe porque todo mundo lo ve y lo escucha: de Andrés Manuel se habla en todos los noticiarios y hasta aparece en los comerciales por los spots que recibe gratuitamente.
Según el monitoreo de noticiarios de televisión y radio que hace el INE, en lo que va de la precampaña López Obrador ha recibido una cobertura informativa de 41 horas, contra 34 horas de José Antonio Meade y 25 horas de Ricardo Anaya. La abrumadora mayoría de ese tiempo-aire es de piezas “no valoradas”, es decir, referencias meramente informativas, que no opinan a favor ni en contra del precandidato.
Yo detesto esta medición del INE. Voy más allá: la considero un golpe a la democracia. Con el afán de incentivar a los medios a ser “parejos”, el INE se olvida que el periodismo es un valor central de la democracia. Obligar a los medios a dedicar el mismo tiempo a todos le mete una zancadilla al periodismo, porque entonces los noticiarios se ven presionados para modificar sus criterios: ya no sólo debe reinar el periodismo, sino la equidad.
¿Por qué López Obrador tiene varias horas más de cobertura informativa que sus competidores? Porque es el que da más nota. Porque fija la agenda. Porque tiene hasta al presidente Peña Nieto hablando de lo que él dice o hace. Porque en el periodo vacacional navideño, López Obrador hacía campaña diario (aunque sea a punta de gracejadas, ocurrencias, barbaridades o propuestas polémicas), mientras Meade estaba desdibujado y Anaya de plano desaparecido.
Encima, si la declaración provocadora de AMLO genera cuatro o cinco reacciones de funcionarios, legisladores y hasta en el extranjero, y las palabras de los otros dos precandidatos son también respuestas a lo que dijo el de Morena sin poner nada propio en la mesa, ni modo de que los medios no los difundan para que no aumente el tiempo-aire dedicado a López Obrador, porque sufren la amenaza permanente del INE de la exhibición pública (vaya demócratas los que promueven el linchamiento) y de los partidos de poder usar ese argumento de supuesta “inequidad” para vulnerar a los medios (multas, retiro de concesiones) y a partir de ahí impugnar los procesos electorales.
SACIAMORBOS. Ahora sí, la PGR anuncia que pedirá la extradición de César Duarte. Que nadie diga que la procuración de justicia está motivada políticamente. Ajá.
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