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Estimado Presidente:
Me dio mucho gusto saludarte este domingo pasado en el aeropuerto de Los Cabos.
Hacía fácilmente unos cinco meses que no nos veíamos.
Y te tengo que confesar una cosa:
Me quedé muy sorprendido con tu calidez.
Eres un ser humano íntegro que logra separar la crítica del afecto.
Te agradezco mucho tu gesto.
La razón por la que te escribo mi carta semanal, es para exponerte mi posición como columnista del prestigiado diario EL UNIVERSAL y como comentarista de Radio Fórmula y TV Azteca:
Como sabes y tienes muy claro, no soy simpatizante de tu partido.
Tampoco soy simpatizante de la derecha.
Y lo que sí soy desde que tengo memoria, es ser socialdemócrata.
Pero antes de ser socialdemócrata, soy un mexicano que adora a su país sobre todas las cosas.
Soy un mexicano de segunda generación que ya vio nacer a su cuarta generación.
Un mexicano agradecido con su país por la libertad en que crecí.
Soy un mexicano que quiere a un México más justo y progresista.
También, reconozco tu absoluta legitimidad como presidente.
Y como tal, es mi obligación moral de apoyar al presidente cuando sea necesario.
Coincido contigo al millón por ciento en el combate a la corrupción.
Se tiene que combatir y acabar con ella.
Reconozco tu nueva forma de gobernar.
No coincido con tu forma, pero es tu forma y tú sabrás por qué la haces.
Coincido contigo que hay que acabar con los excesos.
Como también coincido que uno de esos excesos es tu forma de trabajar.
Debes de tomarte un día completo para descansar.
Es por tu bien, por tu salud y por México.
Así como coincido contigo, también tenemos muchos desencuentros.
Empezaría por la cancelación del NAIM, por el inviable aeropuerto de Santa Lucía.
Todo por un capricho tuyo.
Todo para demostrarle al mundo quién manda.
Construir el Tren Maya por el lado fifi del sureste y dejar en el abandono a Michoacán, Veracruz y Tabasco se me hace otro error.
Construir dos refinerías cuando no son necesarias.
Tus “fake consultas”. (¿Para qué las haces si de todos modos tú tomas la decisión final?).
Tu populismo, un horror.
Tu gabinete nunca tiene la culpa.
Siempre es culpa de los pinches neoliberales, fifís etc.etc.
Quitaste recursos para la atención del VIH y sida.
Cancelaste recursos al Instituto Nacional de Cancerología.
Y puedo nombrarte más desacuerdos, pero no es el objetivo de mi carta.
Y para terminar:
Como presidente que eres, siempre contarás con mi apoyo.
Pero también como presidente que eres, siempre contarás con mi crítica.
Te pido que en todo tu mandato, respetes la libertad de expresión y que no haya venganzas tipo la Aristegui y Gutiérrez Vivó.
Y también te pido que por favor reflexiones lo del NAIM.
Aún es tiempo.
México lo necesita para su progreso.
Y este aeropuerto seguirá sirviéndole al país mucho tiempo después de que hayamos abandonado el planeta Tierra.