Cuatro años, cuatro meses y veintiséis días es el tiempo que se habrá mantenido en el olvido uno de los campeonatos más importantes en la historia de la lucha libre. Suena ridículo, porque lo es, y también aberrante que el campeonato nacional de peso completo haya vivido en la oscuridad de la indiferencia de comisiones, empresas y mismos luchadores por más de mil 600 días.
El valor de la presea es incalculable, han pasado 64 campeones en 84 años de historia de nuestro popular deporte.
Figuras de la talla del Médico Asesino, Pepe Mendieta, Ángel Blanco, Alfonso Dantés, Enrique Vera, el Halcón, Gran Markus, Cien Caras, Herodes, Rayo de Jalisco Jr. y Pierroth, tan solo por mencionar algunos, han portado con orgullo el título, librando épicas batallas ante los máximos pesos completos del país a lo largo y ancho de toda la República.
El último hombre que portó el título fue el siempre bien recordado y desaparecido Héctor Garza, quien lo obtuvo en la Arena Afición de Pachuca el 14 de febrero de 2012. El famoso querubín nunca lo expuso, a consecuencia de la enfermedad que terminó con su vida el 26 de mayo de 2013.
El entorno en el medio tras el deceso de Garza fue de tristeza y a todos tomó por sorpresa, lo cual no justifica la indiferencia de las autoridades que rigen la lucha libre para que de inmediato o en un lapso de tiempo razonable el título se declarara vacante y se convocara a los mejores pesos completos del momento en una eliminatoria para obtener a un nuevo monarca. Pero no fue así.
El cartel de este domingo 22 de octubre en la Arena México es sorprendente. En una brillante decisión del Consejo Mundial de Lucha Libre, se pondrá en juego el campeonato entre 12 de los mejores pesos pesados del organismo.
Los elegidos para dicho torneo son Shocker, Rush, Gran Guerrero, El Terrible, Vangellys, Kraneo, Pierroth, Cuatrero, Euforia, Blue Panther Jr., Stuka y Diamante Azul. Ellos viven un gran momento, están motivados y soló uno saldrá con la victoria.
Solamente el más capacitado será merecedor de cargar con el peso que representa obtener la máxima presea a nivel nacional en su división. Será una enorme responsabilidad para el ganador asimilar dicha conquista.
Obviamente hay cuestionamientos con respecto al evento que está confirmado. ¿De quién fue la idea de recuperar el título?, ¿Es un nuevo cinturón, o es un nuevo diseño?, ¿Por qué se va a disputar en la Arena México, y no en la Triple A, o en territorios independientes?, eso ya no importa, lo relevante es el hecho de que el domingo se reactiva un capítulo muy importante la historia de nuestra lucha, y que conoceremos a un nuevo y digno campeón nacional de peso completo.