El corazón me dice que Eagles, la razón me indica que mejor compre una buena botella de ron para olvidar el partido de mañana –soy fan de odiar a los Pats, pero amante de la verdad—, porque no es racional apostar contra Bill Belichick y Tom Brady cuando se miden a un equipo con un quarterback de la banca.

Esta semana busqué historias que aportaran drama al Super Bowl LII. Elementos que hicieran dudar mi razón y aceleraran mi corazón y en el de usted, para creer en Filadelfia.

La mayoría de mi tiempo en esta cobertura la pasé en el centro comercial que tiene fama de ser el más grande de América. Aquí se hospedaron jugadores de los dos equipos, caminaron entre los pasillos de comida rápida, eludiendo cochecitos de niños. ¡Una locura! Pero no encontré un Rocky Balboa o un Rudy para los Eagles. Porque, perdón, Nick Foles no lo es. El quarterback de Filadelfia está tan lejos del triunfo, como Minnesota de tener el clima de Cancún.

Pero mejor disfrutemos a Brady. El tipo con 40 años de edad está cerca de usar viagra, pero es Zeus en la liga. Disfrutemos su camino al sexto campeonato. Dejemos de ser por un día el que aborrece al vecino porque todo le sale bien y aplaudamos que fuimos testigos del mejor quarterback que hasta ahora ha puesto un pie en la NFL.

¡Ojalá pierdan los Patriots!

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