Entre todos los números alrededor del Super Bowl LIII, el que más me llama la atención es el de las 109 mil toneladas de aguacate que México exportó para su consumo este fin de semana en Estados Unidos.

¡No es cierto!, una mala broma para iniciar la que espero sea una buena columna.

Lo que de verdad quiero decir es que más allá de que es bastante fácil ver que la historia de esta tarde se centrará en el duelo generacional entre el veterano Tom Brady y Jared Goff, el número 8 es el que me seduce y confunde al mismo tiempo, como el coqueteo con una mujer.

El ocho significa el comienzo. Simboliza la transición entre el cielo y la tierra, y escrito horizontalmente representa el infinito. Aterrizándolo en el Mercedes-Benz Stadium, el ocho es la diferencia de años que existe entre Brady y el entrenador de los Rams, Sean McVay. Es tan extraño como cuando conoces a un amigo que tiene un tío que es bebé.

Los Rams son un equipo con mucho mayor talento que los Patriots , pero la experiencia de Brady dentro del campo y la novatez de McVay en la banda, mantendrán el partido más parejo de lo que debería ser.

ariel.velazquez@eluniversal.com.mx

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